“¿Qué es eso de ‘Retrovisión espectral’ ? Son los fantasmas de obras que reaparecen para seguir conjurando la historia del arte. La ‘historia del videoarte en Colombia’ es el lugar mitológico desde donde la leyenda del arte electrónico se confunde con las transmisiones televisivas más alucinantemente experimentales. Rondando desde el más allá de la cinematografía de lastimeros cuenticos realistas y las materializaciones de los sempiternos objetos expuestos en mausoleos museales, llegan los espirituales videoartes colombianos para volver a espantar a las tranquilas parroquias nacionales”, Gilles Charalambos, curador.

En coproducción con Idartes y el apoyo del Ministerio de Cultura

Y como parte de la agenda de cierre: Lanzamiento del libro: Retro Visión Espectral

¿Más de esta exposición?: https://www.museodeantioquia.co/exposicion/retro-vision-espectral/

¡Esta noche!: Inauguración de nuevas exposiciones MAMM

El trabajo del muy genial Dan Flavin en una exposición que entregará mucho contexto a la ciudad sobre el uso de la luz como una increíble posibilidad técnica del arte y el minimalismo como una contundente forma de expresión.

No falten hoy al Mamm Medellín

Más información: http://elmamm.org/Exposiciones/Detalle

¿De qué manera promovemos la lectura en poblaciones que por décadas han sido excluidas de derechos educativos y culturales?, ¿en un territorio con tanta necesidad de amabilidad y comprensión como el nuestro?

Con La banca azul, que propone diferentes ejercicios que conectan nuestra colección bibliográfica y artística y sale a buscar a las personas que habitan nuestro vecindario.

Cada miércoles del mes, desde las 2:00 p.m.,: Lecturas a la Plaza, ejercicios que mediante preguntas concretas, y azar, generan distintas reflexiones sobre la forma en que habitamos la ciudad.

Además, todos los jueves de julio, a las 2:00 p.m.: Ver para leer, una nueva propuesta para darle vida a nuestras exposiciones mediante cortos ejercicios de lectura (tarifas habituales).

¿Conocen La banca azul?, el proyecto de promoción de lectura que realizamos gracias a la Fundación MUV

¡Música!

Celebramos nuestra fiesta de la Independencia con selectores y live acts, este sábado 20 de julio:

4:00 p.m.: M.A.L.A. (selector)

5:00 p.m.: Los Hijos de Tere (selector)

6:00 p.m.: Lu Zero (live)

7:00 p.m.: Negra (audio/visual live act)

Además, feria gastronómica, talleres de sostenibilidad, muestras artísticas e ingreso libre para todos al Museo desde las 2:00 p.m.

Gracias al apoyo del Ministerio de Cultura

Toda la programación, aquí: https://www.museodeantioquia.co/evento/somos-independientes-2019/

Comienza la Semana de la escucha que lidera el Parque Explora, y hacemos parte de la programación con el Taller intercambio #3: Perifoneos a Capela.

Los interesados en conocer toda la programación, o inscribirse en este taller, pueden consultar: http://www.auditum.co/

Este sábado: Somos Independientes, nuestra fiesta de la Independencia, con una feria gastronómica, música y talleres. Además, entrada libre a todas nuestras exposiciones desde las 2:00 p.m.

Si tienen una marca de alimentos, tenemos cinco cupos disponibles para participar de la feria. Pueden inscribirse y conocer toda la programación, aquí: https://www.museodeantioquia.co/evento/somos-independientes-2019/

¡No falten!

Gracias al apoyo del Programa Nacional de Concertación Cultural del Ministerio de Cultura

¡Convocatoria abierta!
Buscamos artistas entre los 18 y 40 años de edad para participar en la ya tradicional convocatoria Nuevos Talentos en el arte, realizada por la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia, con nuestra curaduría.
Toda la información: https://www.nuevostalentosenelarte.com

Biblioteca Troglodita

Así fue la Residencia Cundinamarca de Sebastián Múnera y cuyo proceso exponemos en la Sala de Arte Sura hasta el 2 de agosto, acompañada por las 8 experiencias que completan el total de residencias realizadas hasta hoy.

«Entre la pedagogía y el arte, entre el experimento y la reflexión, la Biblioteca Troglodita creó una pequeña biblioteca pública, efímera, itinerante y de carácter acumulativo que propició en los usuarios experiencias de ocio.

Lo que la diferencia de otras bibliotecas es su condición parasitaria, nutrida de contenido bibliográfico de la Biblioteca de Suramericana (para la versión presentada en la exposición), y mutable, para que más allá del material bibliográfico que alberga, también acoja objetos, imágenes, momentos, conversaciones, ideas, entre otras cosas sin definición específica, que son producidos dentro y fuera de la misma, por parte de sus visitantes a partir de activaciones generadas por el artista denominadas Encuentros transcursivos.

Estos Encuentros se preguntaron, durante la realización de la residencia en 2017, ¿qué podemos aprender de las personas que habitan alrededor del Museo de Antioquia?, y ahora, para esta exposición: ¿qué podemos aprender de las personas que habitan alrededor de la Sala de Arte Suramericana?»

Gracias a la Fundación Sura.

“Yo no sabría de memoria la fecha exacta de fundación del Museo, porque mientras yo estuve al frente de él, cada vez que estábamos pobres lo hacía cumplir cien años para recoger plata. Total que yo celebré el centenario del Museo como tres veces”, dijo, en algún momento de su muy productiva vida, Teresa Santamaría de González, la mujer de la imagen, presidenta de la junta directiva del Museo para la mitad del siglo pasado, cuando se encargó, en la década del 40, y gracias al apoyo de la Sociedad de Mejoras Públicas, de reabrir esa institución que llevaba años cerrada, sin sede y cuya colección, gran parte de ella, fue saqueada o estaba perdida.

Podríamos contar nuestra historia, en parte, contando crisis: nacimos sin una sede propia, atendiendo visitantes cada quince días y por dos horas. La falta de financiamiento, equipo de trabajo e interés, hizo que el funcionamiento fuera, durante años, intermitente. No tuvimos sede propia hasta los 50 y el bienestar del Museo dependía de periodos de entusiasmo u olvido que se iban alternando, mientras funcionarios de la Alcaldía llegaban a preguntar qué quedaba aquí, porque nos iban a cortar los servicios que no podíamos pagar.

Pero también podemos contar nuestra historia con el tesón de nuestras directoras: desde la reapertura en los 40, fueron mujeres, principalmente, quienes se encargaron de empujar una institución de la que todo el mundo siempre ha esperado muchos resultados y a la que le han dado poco apoyo: a Teresita Peña, en los 70, y con quien comenzaron las donaciones de Botero, le tocó explicarle al director de Colcultura que el lugar que él había reconocido como un parqueadero era, en realidad, un Museo; o a María Eugenia Villa, que, en la mitad de una crisis institucional por el cambio de nombre de Museo de Zea a Antioquia, se disfrazó de marcha fúnebre y con un ataúd se fue a recoger plata para el entierro de la entidad. Tiene un gran sentido del humor.

Que el Museo sobreviva hoy se debe a un grupo de gente que ha asumido la historia con inteligencia y gracia. Porque, como dijo una de nuestras directoras: «Podrán cortarnos la energía, pero no van a cortarnos nuestra energía».

¿Cómo descentralizar el trabajo del Museo y llevar su conocimiento y experiencia a los territorios de la región?, ¿cómo utilizar las herramientas del arte y la pedagogía para generar y fortalecer el tejido comunitario en distintas zonas?, ¿cómo generar nuevas formas de relacionarse con el territorio, sus recursos y sus habitantes en pro de las comunidades que allí habitan y su convivencia?

Contribuimos a esto mediante proyectos artísticos que son capaces de dialogar con problemáticas y comunidades, y generar reflexiones alrededor de temas como identidad, territorio y, en este caso, el agua: trabajamos con EPM estamos ahí en el proyecto Memorias del agua, que tiene por objetivo fortalecer, desde las prácticas artísticas, procesos ambientales, sociales y culturales de comunidades de Bello, Itagüí y Medellín.

Si están interesados en conocer más al respecto, los invitamos a leer el blog escrito por el equipo multidisciplinar e mediadores que lideran este proyecto, quienes dan cuenta de sus experiencias en los territorios y con las comunidades. Lo pueden encontrar en nuestro sitio web,

«¿Qué cara tiene el héroe?

La solemnidad para entender la historia y conducir a la glorificación del héroe es una impostura fabricada por el siglo XIX, o más exactamente, por el neo-clasicismo del siglo XIX, que encontró en Latinoamérica la ansiosa receptividad de los países sin tradición cultural, necesitados de crear héroes a toda costa.

Donde quiera que se practique, la manufactura de estereotipos para héroes es irresistible y fatigante; ya sea en la grandilocuencia de David petrificando en la grandilocuencia de los gestos todo lo que tocaba; ya sea en las películas norteamericanas de guerra, donde lo sobrehumano del héroe liquidando batallones enteros de enemigos se hunde en el estrepitoso ridículo.

Por eso una de las tendencias más saludables de los movimientos jóvenes en artes plásticas, literatura, cine y teatro, es la de poner en cuestión o directamente ‘desmitificar’ ese clima de heroicidad que resulta cada vez más fementido y que conduce a las peores retóricas.

Hace un tiempo se habló del antihéroe, incluido en una oleada de ‘antitodo’ que intentaba sacudir hasta los cimientos de los valores constituidos; hoy en día, también el anti-héroe parece excesivo, porque al fin y al cabo es una postura, que termina por estereotiparse. Se prefiere una burla más fina, un cuestionamiento más sútil que consiste en mostrar la realidad tal cual es, librándola tanto de la desfiguración retórica como del atropello ultra-realista. (…) No se trata de mostrar de la trivialización del héroe, de revolcarlo en un terreno de vulgaridades. No; se trata de demostrar que vivir simplemente resistiendo todas las falsas glorificaciones, reviste un carácter heroico».

Marta Traba sobre uno de los Simón Bolívar pintados por Beatriz González, revista La Nueva Prensa, Bogotá, 1964.

En la imagen, uno de los Simón Bolívar de Beatriz González que tenemos en nuestra colección.

La muerte de su hijo Pedro en un accidente automovilístico en España marcó profundamente a Fernando Botero, quien le dedicó a su memoria una serie de dibujos y pinturas. La más conocida, Pedro (1974), es un retrato predominantemente azul que el artista ha considerado su obra maestra:

«Fue la primera obra que realice después de ese terrible momento y es definitivamente mi mejor obra, es muy especial. Si alguna vez hice algo bien en la vida fue ese día».

La pintura, además de presentar al niño en un caballo de juguete, muestra en los ángulos inferiores dos dolorosas escenas: la del padre viendo a su hijo muerto, y la de los padres de luto en la casa vacía.

Nuestra Sala Botero presenta no solo esta pintura, sino un par de dibujos más. Uno de ellos, este dibujo de Pedrito predominantemente blanco sosteniendo un pajarito azul.
_
Están invitados a nuestra Sala Botero: https://www.museodeantioquia.co/exposicion/salas-fernando-botero/