imágenes exteriores


marcas, huellas y patrones

 

El misterio del mundo es lo visible, no lo invisible
Oscar Wilde

 

Por Jaime Cerón
vistas en exteriores
La condición de exterioridad parece ser el rasgo por excelencia de la experiencia cultural. Ya sea que su campo de acción se aborde desde las herramientas analíticas de la lingüística o de la semiología o que se examine desde las suposiciones estructurales de la antropología o el psicoanálisis, el problema de la exterioridad va a resultar determinante para reorientar la comprensión de los hechos que delimitan el alcance de sus prácticas. Desde la década de los sesenta se comenzó a problematizar la comprensión del campo cultural, involucrando los efectos o resultados de las disciplinas antes mencionadas tales como el lenguaje verbal, el campo significante, el pensamiento concreto o la dimensión subjetiva. Todos ellos definen un tipo de sujeto que se percibe como resultante de influjos o improntas que produciéndose desde afuera, van a definir su propia interioridad o intimidad. Frases como “el sujeto es el efecto del lenguaje” o “el pensamiento está afuera” se han vuelto, dentro del argot apropiado por los artistas, ecos perpetuos que sobrepasan los límites de sus propias fuentes teóricas. Sin embargo siguen siendo vectores que apuntan hacia la idea de que el significado que emerge de un signo artístico se configura desde la esfera pública, como resultado de una suerte de apropiación cultural sostenida por los marcos institucionales.

 

Todas las herramientas de comprensión de los actos humanos, que se enunciaron al inicio del párrafo anterior, al cruzarse con el campo del arte suscitan un reconocimiento de las condiciones sociales que rodean y predeterminan cualquier tipo de representación. De esta manera, el sentido de lo que se representa en el campo del arte, está más cerca de los trasfondos culturales y sociales de los artistas y los espectadores, que de los mismos fundamentos conceptuales de las obras.

 

Como resultado de ese reconocimiento las prácticas artísticas y culturales, reubicaron el valor de los medios de trabajo empleados, cuestionaron los marcos institucionales y redimensionaron los componentes imaginarios desde los cuales serían apropiadas las imágenes por los espectadores, involucrando más activamente el contexto de recepción dentro de la experiencia perceptiva.

 

miradas desde exteriores
Nicolás Consuegra ha estudiado exhaustivamente la dimensión convencional e histórica de las representaciones culturales y artísticas. Por eso muchos de sus proyectos han involucrado la revisión de diversos paradigmas sostenidos por la modernidad, con el ánimo de señalar sus paradojas y contradicciones. Su obra indaga sobre las propiedades comunicativas de diversos medios artísticos entre los que se destacan, la fotografía, la pintura y el ensamblaje, en algunos casos fuertemente imbricados entre sí, para resaltar acumulaciones históricas y conflictos institucionales presentes en ellos.

 

Las diferentes series que conforman su trabajo más reciente, parten de referentes de naturaleza serial y semi-fotográfica, que sometidos a un proceso de traslación a otros medios, ven desmanteladas analíticamente sus implicaciones originales. Partiendo de hechos presentes en patrones culturales masivos, como las revistas ilustradas, los diseños textiles, o la decoración de interiores -que hacen parte de los ámbitos domésticos o familiares-, él sigue algunos de sus rastros morfológicos, no para identificarlos sino para posponer su potencial reconocimiento. De esta manera lo que podemos leer de dichas fuentes en sus imágenes, está ubicado a una considerable distancia de su aparición inicial, por la suspensión transitoria que Consuegra hace de su naturaleza significante. Él transfiere las huellas de una serie de problemas que cruzan la experiencia más directa que tenemos de lo real, hacia un una forma de lenguaje difícilmente reconocible en una primera instancia.

 

El nivel de abstracción de sus imágenes elaboradas a partir de fotografías de la revista Life, por ejemplo, es producido por la sucesiva diseminación de los referentes que se diluyen paulatinamente en una serie de patrones, que al repetirse parecen anular la propia existencia material de su motivo original. En estas piezas él reduce la fotografía inicial a una silueta que ajusta la densidad de la escena inicial a la fina delgadez de una sombra. Por este motivo el vidrio que utiliza de soporte para esta operación, adquiere un papel preponderante en el proceso, al funcionar como medio de refracción para conducir la imagen hacia afuera. El brillo de la cara exterior desnuda, permite que se introduzcan huellas de la situación externa a las piezas mismas. Sus manteles, que parten de patrones de diseño textil, parecen sintetizar la experiencia de la naturaleza muerta en la superficie que sostiene la interacción de los objetos que la conforman. Desde una perspectiva simple, podría decirse que la trasposición de este género artístico ha sobrevivido hasta nuestros días a través de las diferentes formas de arte objetual, que ocurren sobre la misma superficie en que vivimos.

 

El papel de la superficie ha sido un problema recurrente en el trabajo de Consuegra, y parece funcionar en sus proyectos de manera análoga a como Jacques Lacan teorizó el inconsciente humano. Según Lacan, el sujeto está estructurado por categorías simbólicas provenientes del lenguaje, que no permiten que su lugar como tal pueda ser enteramente representado. Ese remanente del sujeto, que se resiste a la simbolización, se ubica externamente a él, por lo que permanece para sí mismo como inconsciente mientras se manifieste hacia los demás como la parte más visible de su acción subjetiva. La superficie de un signo artístico, posee esa particular permeabilidad para las aproximaciones exteriores, pero no es necesariamente un efecto directo de lo que subyace en su interior. Por eso en una obra como el mantel realizado por fragmentos especulares que remiten a cuchillas de afeitar, la delgadez de la cuchilla hace eco a la finura de la superficie reflectiva que de la mano del vidrio que las aisla desembocan en el reflejo de nuestro cuerpo que bloquea nuestro intento de encontrarles sentido.

 

 

 

Esta entrada fue publicada en Arte y etiquetada , , , , , , , , , , . Guarda el enlace permanente.