Miguel Ángel Rojas

Encuentro con Miguel Ángel Rojas


Miguel Ángel Rojas
un clásico contemporáneo

Por Sol Astrid Giraldo

 

"Para mí es clave no encontrar soluciones definitivas"

 

Palabras claves

Dibujo, fotografía, grabado, video, pintura, mixtura de técnicas, conceptualismo, marginalidad, intimidad vs política, público vs privado, series, instalación, arte efímero, cuerpo, memoria

 

Obra
 Con Miguel Ángel Rojas queda claro que un artista contemporáneo no se define por parámetros temporales, sino por su actitud. Él la ha tenido durante los últimos 30 años. Desde entonces ha recorrido todos los medios (dibujo, fotografía, grabado, video, pintura, instalación), los ha investigado, los ha mezclado, ha buscado sus posibilidades, sólo para llegar a su verdadero interés: materializar sus dibujos mentales. A través de ellos se ha movido entre los dos ejes que dominan su trabajo: la exploración a fondo de la intimidad, la marginalidad, por un lado, y por el otro el análisis agudo de la situación política y social de Colombia. En este sentido ha logrado, como lo dice Carolina Ponce de León, integrar su experiencia individual con "…el perfil de nuestras propias dinámicas culturales".

 

Este camino empezó en los años 70 cuando primero con el dibujo ("Me llaman Trinity y Nevada Smith" ,1972) y luego con la fotografía empezó su exploración del universo homosexual de las salas porno de teatros de Bogotá (series teatros Faenza, Mogador, Imperio). Esta temática llegaría a otra expresión en la instalación "Subjetivo", donde reproducía en una galería la especialidad de estos teatros con pintura, sonidos y olores. Después exploraría el tema de la droga en series como Brodway, Nowdays o Go On, en las que abordaría esta temática utilizando como materiales las hojas y los granos de la mata de coca. En ellas, por un lado haría una catarsis de su propia experiencia y, por el otro, una reflexión sobre el universo cultural y político de la droga. Los jóvenes homosexuales de sus primeros dibujos se convertirían aquí en elásticos narcowboys hechos de coca que cabalgarían impunes sobre la paradoja del negocio del narcotráfico.

 

Estos son sólo algunos de los ejemplos de una obra prolífica, abierta, siempre en actitud investigativa, analítica, pero también profundamente poética, en la que Miguel Ángel Rojas ha afirmado la marginalidad como una actitud política, y la política como una esfera que toma carne siempre en la subjetividad. En la que declara, también, que el artista debe ser un observador de su tiempo, un cronista, un comentarista, un analista. Pero que esta reflexión debe hacerse siempre en términos artísticos y con un punto de vista personal. Desde una actitud decididamente conceptual a la que la poesía le presta alas, Rojas ha sido insaciable en su experimentación con las técnicas, en su interés por comprenderse a sí mismo en lo que como sujeto tiene de universal y en su análisis del momento político y social actual de Colombia. Así ha desarrollado una obra que es experimentación, espejo, testimonio, pregunta, provocación, meditación, catarsis, y declaración, con un pie siempre en lo privado, lo íntimo, y el otro en las mareas de la historia, en los terremotos sociales, en la vorágine de la política.

 

De un planteamiento en estos términos surge la escultura de carne de su David. Imitando la pose de la famosa obra de Miguel Ángel, este joven desbordante de belleza, de salud, de vida (en realidad, un soldado desnudo), sin embargo, nos arroja impasible la deformidad de su pierna explotada por una mina. Sin un gesto, con toda la contención clásica, con un tratamiento fotográfico ortodoxo, está imagen es una de las más demoledoras de toda la historia del arte colombiano en su silencio cargado, en esa limpieza formal que congela los gritos de la tragedia. En ella se cristaliza el trabajo de varias décadas de buscar los símbolos que hacen parte de Colombia y la manera de materializarlos, que en este caso han dado como fruto un verdadero icono para nuestros tiempos.

 

Artista
Nació en Bogotá en 1946, pero vivió gran parte de su niñez en Girardot. Inició estudios de arquitectura en los 70 pero allí descubrió que su verdadero interés estaba en el arte y se trasladó a la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Nacional. En estas aulas encontró a maestros como Bernardo Salcedo que lo iniciaron en los caminos conceptuales del arte. Se inicia como dibujante y grabador, y se interesa muy pronto en la fotografía. Técnicas que continuará desarrollando a lo largo de su carrera al lado de la pintura, el video, la instalación. En los últimos 30 años ha sido una de las personalidades más representativas y prolíficas de la escena artística nacional. Ha expuesto en New York, Buenos Aires. Paris., Zurich, Miami, San Francisco, Madrid, Monterrey, Guadalajara, Colonia, La Habana, Caracas, Rio de Janeiro, Houston, Barcelona, Sevilla, San Juan, Washington Tokio, Australia, entre otras ciudades.

 

Crítica
"Develar, percibir lo obvio y ampliarlo a lo público es parte de lo que le debemos los espectadores a la obra de Miguel Ángel Rojas".
Natalia Gutiérrez, ArtNexus

 

 

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