Mario Ybarra Jr. considera que su participación en el MDE11 sirvió para darle un poco de “shine” (brillo) a los proyectos ya existentes en el Centro de Desarrollo Cultural de Moravia. Para este fundador del colectivo Slanguage Studio (Los Ángeles, EE.UU.), en Medellín la gente es rica en cultura, por ello siente que su visita a la ciudad sirvió para disfrutar y aprender.
Slanguage participó en el MDE11 como un espacio invitado en el componente Espacios anfitriones, de allí que tuviera como centro de acción a Moravia. Un club de cometas, una exposición con artistas de la Comuna 4 y un encuentro con los profesores del Centro Cultural fueron las actividades principales que desarrollaron él y su compañera Karla Díaz.
MDE11: ¿Cómo pensaron en una propuesta para el MDE11?
Mario Ybarra Jr.: Cuando nos invitaron al MDE11 nos llegó también un catálogo de una exposición que estaba en Moravia, esa fue la única ventana a Colombia: un libro chiquito.
No sabía cómo iba a ser cuando estuviera en contacto con la gente. No es llegar como un misionero y decir que esta es la verdad. Tienes que fijarte en lo que está pasando y hacer algo que esté en relación con el sitio; si llego y todo se basa en mis ideas y mi obra, es algo que se puede hacer en cualquier exhibición. Se trata, mejor, de llegar y crear oportunidades para la gente que está aquí, darles un poco de brillo, un poco de «shine», porque había muchas joyas alrededor.
¿Cuál era el panorama cuando llegaron a Medellín y cómo decidieron los proyectos que realizaron?
Cuando llegué a Medellín encontré muchas cosas; tantas motos que están en la calle, los taxis tan chiquitos que casi ni cabía (risas) y la gente que era muy amable; cuando tenía preguntas, siempre me respondían bien.
En el Parque de los Deseos vi cómo siempre hay gente utilizando los espacios públicos, llenos con diferentes tipos de actividades. Eso fue algo muy sorprendente para mí porque en Los Ángeles hay pocos espacios así.
También estuve viendo que hay muchos recursos en programas sociales. Al llegar al Centro de Desarrollo Cultural de Moravia estuve con la boca abierta al ver tantas personas que utilizan este espacio; un sitio tan utilizado, tan reconocido y que trabaja con la comunidad y con el mundo del arte contemporáneo al mismo tiempo. No está separada la idea de que por un lado los artistas llegan a hacer exposiciones y por otro los niños vienen a hacer sus talleres, sino que todos juntos pueden hacer o crear arte.
Háblenos sobre los proyectos realizados
Cuando llegamos aquí, un muchacho que se llama Jefrey nos dio una visita por el barrio, así observamos cómo vivía la gente. Vimos que estaba un señor con sus hijos volando una cometa y pensamos que era una cosa muy bonita, encontrar una cosa de belleza con color sobre el morro que es verde y de ladrillo, y el cielo que estaba gris. Karla estuvo muy impresionada con eso y tenía la idea de tener un club de cometas para que en cada agosto, que es el mes de los vientos, continúe.
El Colectivo de Artistas de la Comuna 4 nos propuso un proyecto en el que participamos como si fuéramos los curadores de una exhibición con ellos. La nombramos ‘Posibles paisajes’ y se estableció que fueran obras sobre el paisaje del barrio, sobre cómo puede imaginarse el pasado, el presente y el futuro con materiales sacados de allí mismo como cosas reciclables.
Otro proyecto fue un desayuno y una charla informal con todos los profesores que llegan al Centro Cultural. Nos juntamos y hablamos sobre cómo es ser un maestro aquí en Moravia y cómo es enseñar en Los Ángeles.
¿Qué se lleva del MDE11 y qué deja?
Yo creo que mi participación y la de Slanguage Studio como un colectivo nos deja muchas cosas. Llevo de regreso a Los Ángeles un sentimiento de que sí es válido este tipo de arte, que es válido que un artista quiera meterse en el trabajo con comunidades y los temas de críticas sociales.
La gente me estaba preguntando que si hago todo este trabajo con jóvenes y con artistas, cuándo tengo tiempo para hacer mis propias obras. Yo les explico que esta es mi obra. No es una cosa que está fuera de mi práctica artística. No estoy sufriendo ni dejando mis ideas por hacer este tipo de arte sino que, por el contrario, yo llego y tengo más ideas, más energía y muchas otras cosas que no tendría si estuviera solo en mi estudio.
Llego a Los Ángeles más convencido de que este tipo arte, trabajar con comunidades y ponerle temas sociales, es válido. Yo soy artista y no tengo que confundirme con que soy otra cosa: eso es lo que me llevo del Encuentro.
¿Y qué dejo? Creo que esa misma consciencia con la gente del colectivo de artistas y con los niños: que sientan la confianza de que ellos también son artistas y que el intercambio que se dio fue de artista a artista. También puedo dejar un poco de contexto sobre lo que ya existía en el barrio. Por lo demás, ellos ya están muy ricos aquí, yo sólo vine a disfrutar.