O Jardim

 

« Extranjero, serás bienvenido en esta casa… »
Notas sobre O Jardim de Vasco Araújo.

 

« Igual que el nuevo poeta, el nuevo cineasta no está interesado en lo que está públicamente admitido. El nuevo artista sabe que la mayoría de lo que se dice en público hoy en día, está deformado y alterado. El sabe que la verdad está en otra parte y no en el New York Times ni en el Pravda… »
Jonas Mekas
Notas sobre el nuevo cine americano.

 

Por Maria Inés Rodríguez
En O Jardim, Vasco Araújo, a partir de una serie de fragmentos de diálogos extraídos de la Iliada y la Odisea de Homero, construye un enigmático relato, que podemos relacionar con una actualidad desconcertante. Los personajes, dos mujeres y tres hombres, son encarnados por una serie de estatuas de bronce que se encuentran en el Jardín Tropical de Lisboa.

 

Esta obra confronta al espectador con una serie de referencias que corresponden a épocas y momentos históricos diversos. En este orden de ideas, los textos provienen de una obra literaria que hace parte del patrimonio universal y los fragmentos trabajados evocan el encuentro entre locales y extranjeros ; por otra parte el lugar en donde acontecen los hechos está directamente relacionado con el pasado colonial de Portugal. En efecto este jardín fundado en 1906, conocido inicialmente como Jardin Colonial fué creado con el fin de apoyar la colección agronómica de plantas llamadas « exóticas » y « decorado » con estas estatuas que representan a los habitantes de las antiguas colonias portuguesas en Africa. Al igual que otras imperios coloniales, Portugal estaba muy interesado en los estudios botánicos de la flora de los territorios colonizados. La flora y la fauna de estas regiones hacían parte de su patrimonio. De ahí la importancia de crear un lugar de investigación para las plantas « descubiertas » que podían, entre otras, ser utilizadas con fines medicinales para combatir las nuevas enfermedades que agobiaban a los colonizadores en su labor expansiva.

 

Esta obra hace referencia a esa relación conflictiva con el pasado colonial, a la necesidad de una relectura de la historia que tambien tenga en cuenta las construcciones en el imaginario y sus repercusiones en lo real. El diálogo que se establece entre los personajes se desarrolla en cuatro tiempos que van desde la curiosidad frente al otro, el miedo a la alteridad, el desafío y la hostilidad de parte de los hombres y la hospitalidad de parte de las mujeres que lo acojen. Hospitalidad que representa, como señalaba Derrida, el modelo del lazo social, una forma elemental de la actitud ética. La presencia del recién llegado permite evocar una historia específica de un imperio colonial que ya no lo es pero que debe asumir su derrota y su responsablidad frente a la historia. O Jardim hace evidente la complejidad de las relaciones, entre extranjeros y nativos y problematiza acerca de la presunta homogeneidad de las sociedades en las que han tenido que instalarse los recién llegados.

 

El panorama actual está marcado por nuevas cartografías de poder que generan a su vez otras zonas de contacto que se redefinen cotidianamente y que implican otro tipo de negociaciones y jerarquías, marcadas, ya no por imperios coloniales sino por la globalización ambiente, y sus ramificaciones a nivel político, económico y social.

 

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