El trasegar de los objetos

 

Por Angela Patricia Escobar

Su trabajo es un juego con los objetos en sus formas más simples porque reflexiona sobre el paso del tiempo, por eso no será raro encontrar en su obra ecos de otras formas, reciclaje de objetos o materiales, adaptaciones a nuevos usos, creación de nuevos contextos para formas en desuso, porque en ese paso del tiempo sólo permanecen las formas arquetípicas y para el artista Gabriel Sierra su formación en diseño industrial lo ha llevado establecerse en torno al objeto, a reflexionar sobre su uso y a crear nuevos objetos apelando a necesidades más allá de lo comercial como son el afecto y la felicidad, crea un modelo de realidad que logra en su marca neutral hacer que las funciones del objeto se activen y cobren nueva vida. 

 

 

– Es su trabajo una deriva del ready-made o por el contrario una ruptura?

– Para empezar, cuando trabajo no tengo claridad sobre si me interesan los ready-made u otra cosa, trabajo más bien sobre nociones de realidad, sobre relaciones. Me interesa mucho cómo la gente se comunica con otras personas a través de las cosas, o cómo construyen objetos para poder expresar o para poder facilitar algunas situaciones en sus vidas, y pienso que es secundaria la relación formal que tienen con los ready-mades o con objetos, me interesa más es utilizar los elementos cotidianos como soportes para otras cosas, es el residuo de lo que queda de algo más importante.

 

– Nace en San Juan Nepomuceno y luego estudia diseño industrial, ¿hay en su trabajo algún eco de su infancia y del lugar de origen?
– Yo si creo, inconscientemente todo lo que uno produce tiene una ligadura muy fuerte como con la niñez, y creo que de cierta forma transmito o hago reconstrucciones de temas o de situaciones muy específicas que viví en la niñez de mi contexto. Cómo la gente solucionaba problemas o quizá de qué manera las cosas se parecen a las personas que las usan. Pienso que cada persona o cada comunidad tiene una relación específica con lo material y creo que en los pueblos es muy diferente a como vive la gente en las ciudades, me interesa mucho de los pueblos que el consumismo no es tan importante, allá la gente le da uso a los objetos hasta que desaparecen de tanto usarlos, en cambio acá la vida o el ciclo de vida de un objeto tiene los días contados por decirlo así.

 

– De qué textos se nutre como artista.
– Me gustan mucho algunos textos o manuscritos que tenían las personas de los años 60´s y 70´s, de movimientos no sólo de las artes, sino de la arquitectura o el teatro o la fotografía y eran cómo se preguntaban a sí mismas estas personas como gente creativa su relación con el mundo. Me gustan mucho los textos de Bruno Monari, pueden sonar como algo románticos pero tienen algo interesante en el fondo, los de Robert Smithson, en particular me gusta también Dan Graham, y hay un autor francés que se llama Georges Perèc, son muchas cosas. Por lo general es lo que más me interesa, esa época, me interesa mucho ese período donde lo viejo conoce lo moderno, o sea la alta transición entre los 50´s, 60´s y 70´s y sobre el pensamiento reaccionario que tenía la gente frente al futuro. También veo algunas películas que me interesan, pero en literatura es lo que más leo, a veces un poco anacrónico pero pienso que tiene mucho contenido y de alguna forma están volviendo a suceder ese tipo de problemas pero peores.

 

– Muchos se preguntan un artistas que crea muebles y que diseña objetos, de qué imágenes se nutre también, qué cine, qué fotografía, qué estudia, qué mira.
– A mi me interesa mucho el origen de las cosas más que las tendencias, me gusta mucho, por ejemplo mirar cómo vivían las culturas primitivas, qué objetos produjeron. Me interesa mucho esa parte escondida que tienen los objetos. Me gustan mucho también esas revisiones históricas que hacen algunos autores sobre la historia del diseño, que a veces tienen una cantidad de falsedades, lo digo falsedades porque todo lo toman desde el lado ornamental y no estudian temas importantes, como qué hacía la gente con esos objetos o cuáles eran sus preocupaciones, todo lo limitan a buscar de dónde sacaban las ideas osea un problema de superficie, me interesa mucho estudiar como los shaker´s o los Quaker´s construyeron toda una ideología que soportaba un modelo de vida muy singular y cómo los objetos son completamente coherentes con ese modelo de vida. Me gusta la Bauhaus como ejercicio independiente que buscaba hacer una ruptura con el imaginario creativo de la época, pienso que hasta resuena aún en todas las escuelas de diseño. Otra cosas que veo bastante, me gustan mucho los grabados antiguos como evidencia de situaciones y de conocimientos, hablo esto porque en el Caribe o en nuestra cultura no hay antecedentes materiales que refuercen nuestras tradiciones o nuestras historias y me interesa mucho de la cultura occidental que para cualquier evento siempre hay un elemento gráfico o un objeto que intenta confirmar esa situación o esa creencia, por ejemplo los cometas, hay una cantidad de grabados que relatan los primeros avistamientos o las primeras experiencias de la gente de ese tiempo con los cometas. Me gusta como un dibujito puede contar, pienso que puede narrar muchas más cosas que una leyenda, ese tipo de cosas me gustan mucho, las cosas históricas que hablan de determinadas cosas.

 

 

– A partir de 1998 empieza su serie de objetos y estructuras parafuncionales con la fabricación de objetos cotidianos que remarcan su valor de uso, ¿cómo ha evolucionado ésta indagación?
– Esta es una serie que yo empecé con un libro de anotaciones el cual llevo a todos lados, como un cuaderno de campo, donde hago observaciones y hago anotaciones de las cosas que me interesan, hago un seguimiento diario, luego empecé a sacar ideas de esas observaciones y para empezar a producir objetos y luego empecé a construir uno y luego otro y así se fueron sumando y hacer fotografías y sin querer se armó una serie. Creo que en la actualidad muchas cosas que sigo trabajando tienen mucha relación con esa serie, tal vez está en proceso aún, no creo que tenga un final establecido, pienso que es una especie de investigación sin un final previo, es como algo que nunca va a acabar… este tipo de observaciones las sigo y las sigo día a día.

 

– Reflexiona en torno al valor de uso del objeto, ¿cuál es su planteamiento?
– A mí me interesa mucho cómo la gente valora las cosas materiales, me interesa mucho la vida de un objeto y la transición que tienen los valores que otorga el mercado a las cosas. Un objeto tiene una función real y cuando esta función real es cumplida digamos que el objeto cumplió a cabalidad su función, pero cuando son objetos estilísticos u objetos provenientes de una tendencia, estos objetos tienen una vida diferente, hacen una aparición en escena con un cronograma muy establecido, mientras está la tendencia, luego que pasa la tendencia este objeto queda como una especie de polución en el aire, no tiene contexto. Entonces son muchas cosas que me interesan de los objetos, precisamente el tiempo es uno de mis principales intereses, por eso siempre remito a cosas arquetípicas cuando hablamos de objetos, si hablamos de una botella, de una mesa, de una silla o de una escalera, todos estoy seguros imaginamos la figura más simple: una escalera son dos elementos verticales y una serie de otros elementos horizontales, estoy seguro que todos imaginan eso y lo que hacen ese tipo de tendencias o de movimientos estilísticos es alterar o reconstruir en relación a otros intereses, pero lo que más me interesa son las estructuras básicas de cada objeto asociadas a su función y luego esto asociado a experiencias subjetivas.

 

– ¿Cómo ubica al individuo contemporáneo rodeado de objetos de consumo masivo, presionado por su valor de uso?
– Yo creo que el hombre siempre ha tenido un problema y es que necesita sentirse rodeado de cosas, no. Eso les da seguridad, es como un miedo al vacío, pienso que todas las épocas han tenido como esa pulsión. También pienso que es una cosa cultural, lo de los objetos, que con la globalización ha ido pasando fronteras y se está unificando todo, el consumismo por el consumismo, el tener por tener. A mi me gustaba mucho que antes cada profesión tenía definido cuál era su indumentaria, cuales eran sus herramientas, cuál era su actitud frente a la comunidad, hoy día alguien se puede vestir de corredor de carreras y es un doctor o alguien puede vestirse parecido a una enfermera y es un abogado, entonces vemos como los roles, cómo las identidades se han desfigurado, me interesa mucho entender porqué pasa eso, no se es como una pregunta abierta.

 

– Usted apela a lo sutil en sus intervenciones, como hizo en el 2005 en el Concept Store Colette, cuando cubrió de lona las patas de las sillas, ¿por qué ser tan silencioso?
– Ese proyecto en particular fue difícil porque para empezar yo ya había hecho el proyecto de ponerle calcetines al mobiliario, pero me propusieron hacer una intervención temporal en la vitrina o en algún lugar de la tienda, bueno este es un lugar que tiene una promoción muy, muy activa y cada semana hay tres o cuatro proyectos, duran una semana y luego los cambian y así sucesivamente. Por lo general las personas que exponen allí siempre intentan hacerse muy visibles, porque es un lugar que lo ve mucho la gente, está muy asociado con el mundo de la moda, y la gente que va a ese sitio es muy pendiente de las cosas que están en la superficie, las cosas que son como muy llamativas por decirlo así, entonces lo que yo intenté fue precisamente invertir eso y traté de esconderme o de fijarme en un lugar donde la gente no mantiene la mirada y por lo general en ese lugar todo está diseñado para que sea visto para que sea contemplado, y entonces lo que yo hice fue: en el sótano hay un bar de aguas, donde venden aguas de todas las partes del mundo, de todos los colores y todos lo precios, lo que hice fue ponerle a todas las sillas del bar medias de lana y a todas las mesas donde ponen la mercancía, entonces la gente se fijaba en la mercancía y nunca miraron al suelo, la gente que notó el proyecto fue cuando a alguien se le cauó una moneda o algún objeto en el piso, para recogerlo sin querer miraba los pies. Esto también parte de una observación de que el lugar es creado dentro de esa corriente que había en los noventas que llamaron minimalismo donde todo es frío, controlado, donde los materiales son muy neutros y lo que quería también era un poco calentar, sí como desviar un poco la estética del lugar y creo que funcionó porque muchas personas fueron a ver la exposición y me decían pero oye yo no vi nada. También era como la idea, crear un diálogo con el lugar, entablar una relación diferente a la que suelen hacer las mercancías que venden en ese sitio.

 

– Qué es para usted el objeto.
– Yo no podría definir que es un objeto, pero digamos que me interesan las cosas, las herramientas, los utensilios, el mobiliario, en cierta categoría podríamos decir que indumentaria también, porque en cierto momento la ropa se vuelve objeto o herramienta también. Me interesa mucho cómo las cosas son construidas a la medida del cuerpo del hombre, en esa relación digamos.

 

– ¿En su obra está presente el concepto de deconstrucción de Derridá cuando rompe con la idea de valor de uso?
– Yo no se, podía de cierta forma pensarse que sí, pero yo pienso que lo más importante es el uso real que cada persona le da a un objeto, me interesa que las personas utilizan las cosas para lo que necesita, de pronto un objeto está concebido para un fin pero otra persona lo usa para otro, uno no puede establecer un fin concreto para una cosa sino que las situaciones son las que establecen los fines, los usos y los valores en los objetos.

 

– En su trabajo La vida dura, la vida no dura, usted resalta cualidades del individuo que la contemporaneidad relega a un segundo plano como el afecto y la felicidad…
– Trabajo muchos objetos en relación a este tema y me interesan mucho los problemas reales de la gente, por lo general las estrategias de consumo y los medios capitalistas lo que buscan es expandir su fortuna vendiendo cosas que no necesita la gente, en pocas palabras inventando problemas, que no son problemas reales sino creaciones ficticias y creando necesidades falsas en la gente, falsas expectativas, entonces me interesa por eso mirar en la intimidad de las personas cuáles son sus verdaderas carencias, son cosas como muy sencillas y a veces como chistosas las carencias que tiene la gente y empecé a trabajar este tipo de situaciones y empecé a proponer objetos para cada una de ellas.

 

– El título de sus obras más que alusión es explicación ¿por qué?
– A veces los títulos son más importantes que las obras en sí mismas, o a veces la obra necesita del título para completar la idea, me gusta pensar que cuando uno ve una imagen misteriosa uno trata de hacer una lectura o una explicación de ella según nuestras experiencias, pero cuando uno lee ya el texto o el pie de página entiende cuál es el verdadero sentido, entonces siempre utilizo imágenes o textos, por lo general siempre invento primeros los objetos en algunos casos y también en otros, invento primero los títulos y luego exploraciones formales sobre el título. Creo que nombrar las cosas siempre me ha interesado, siempre pienso quién fue el que nombró, quién se metió a esta palabra para nombrar esta cosa, y creo también siempre que las palabras se piensan y los objetos sirven para pensar las palabras, es como una relación ahí directa.

 

– Háblenos un poco de su obra en La Casa del Encuentro.
– La Casa del Encuentro es la obra más grande que yo he construido, es una comisión que el evento me encarga: crear un lugar, más que muebles, la gente siempre que me habla de la Casa del Encuentro me dice: tan bonitos los muebles y yo no los llamo muebles, yo hablo más bien que es un lugar que estamos construyendo donde hay una serie de estructuras y elementos en el espacio que hace que se conforme una especie de escenario donde se realizan eventos, situaciones, donde se muestran exposiciones, donde confluyen actividades. De La Casa del Encuentro tengo dos puntos de partida: una es la recreación de todos esos arquetipos domésticos como el mueble, el sofá, la mesa, la lámpara, la escalera, el archivador, etc, confrontándolas con unas funciones muy establecidas, es una especie de muestrario de los arquetipos del mobiliario y están construidos de una madera muy clara, me interesa no crear contrastes, por lo general siempre hay mucho contraste, siempre son muy visibles las superficies de las funciones de los muebles, en este caso todo es como completamente neutro, se asocia más a una gran maqueta, es una especie de modelo de realidad lo que estamos construyendo allí, bueno también hay reciclaje, por ejemplo hacemos unos archivadores, parte de la filosofía de La Casa del Encuentro es tener un gran archivo de productos y elementos derivados de las acciones que se realizan allí, entonces los archivos los construimos utilizando cajas de manzana recicladas, es darle uso a materiales de desecho y utilizarlos para otra cosa. Digamos en resumen lo que me interesa de La Casa del Encuentro es estudiar o hacer unas preguntas sobre qué es lo que le da sentido a los lugares: si los objetos, si las funciones, si las funciones y los objetos o en qué influencia la arquitectura a los objetos.

 

– Entiendo también que en el Encuentro va a tener otra obra…
– Es como un observatorio, aún no tengo un nombre, es una construcción como una especie de refugio que la colocaremos en una zona verde donde eventualmente llegan los pájaros a comer o anidan, la idea es hacer este refugio para que la gente pueda ir a observar pájaros sin alterar o molestar a los pájaros, estamos buscando la ayuda de ornitólogos para que nos ayuden a diseñar el refugio, para lograr privacidad y poder realizar la actividad. Estamos también planeando crear una guía mensual sobre las aves de Medellín, desde experiencias subjetivas y desde la ciencia, o sea los nombres científicos compararlos con los nombres que popularmente la gente le da a los pájaros, me interesa mucho realizar este proyecto en Medellín porque es una de las zonas con mayor actividad ornitológica en Colombia, pienso que es un lugar donde más se estudian las aves y donde más se produce material para referenciarlas y catalogarlas, pienso que tiene mucha pertinencia. En este caso también estamos construyendo una especie de mueble, pero un mueble que se puede habitar para poder acceder al contacto con la aves pero sin dañarlas.

 

– Cómo se ha sentido trabajando aquí en Medellín con los elementos ya ubicada en el sitio donde estará la obra y diseñándola, cómo ha sido ese proceso.
– Yo creo que muy bien, siempre es difícil moverse del lugar donde uno trabaja habitualmente y llegar a un sitio nuevo donde no conoces nada, ni la ciudad, ni sabes cómo funcionan los mecanismos dentro de la ciudad o de las instituciones, pero creo que es una buena experiencia porque uno puede ver la gente relacionarse con los objetos o con las cosas que tu produces y creo que parte de mi trabajo consiste en ver cómo la gente o qué reacciones construye la gente a partir de la proximidad con las cosas que planteo para el espacio.

 

 

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