Vestido de novia

 

Sexta Bienal de La Habana – Cuba – Texto del catálogo

 

 

Vestido de Novia – 1997.
Video instalación (2 monitores 14”, 2 reproductores de video VHS, 2 videos, tela, tul, hierro, luces)
Dimensiones variables

 

Conversamos acerca de la génesis de su obra

 

 

A.C: Ana Claudia Múnera
Texto a partir de una recopilación de la conversación con ella.

O.W: Oscar Wilde..
Textos citados de su obra: La tragedia de mi vida, Biblioteca Nueva Madrid, 2da edición, traducción de Margarita Neken.

M.B. Mónica Boza

 

A.C.

Ella cose en la máquina. Sólo el pequeño foco ilumina el cuarto. Cose un tul. Luz única en medio de la oscuridad. De esta sensación se engendra su obra Vestido de novia:

M.B.

Recuerdo una carta de Filke a Franz Xavier del 23 de abril de 1903: Las obras de arte son de una infinita soledad y con nada se pueden alcanzar menos que con la crítica. Sólo el amor puede capturarlas y retenerlas y tener razón frente a ellas.

A.C.

Dos nombres de espadas el uno al otro. Unidos por una especie de red, semejante a un cordón que enlaza el escote profundo de un vestido de novia. Cada monitor va vestido con un largo y abundante velo de tul. Las imágenes en un monitor muestran como la tela entra a la máquina, y el otro, como sale ya cosida. Suena el talabarteo de la máquina.

 

M.B.

El silencio. El silencio de la madre-adulta –mujer al coser. El silencio de la concentración al coser. La máquina. El monótono sonar del motor, sonido muerto, demarca una secuencia de tiempo mecánico. Disociado de lo vivido, disociado de la cercanía y la lejanía de niña y mujer. Disociado de sus diferencias. Talabarteo automático y, al otro lado, el milagro de la prenda cocida, acabada, tomada.

A.C.

Los nombres van instalados en una bóveda oscura donde los tules son iluminados apenas. Es el ritual de ordenamiento de las novicias. El ritual del matrimonio. La entrega. Vestirse para el ritual. Vestirse para la entrega. Ceremonia de belleza. La blancura. El vestido. Embellecerse. El ritual místico. La entrega es religiosa. El desposorio, simbólico. El amado vive en lo místico virtual. Lo presente real, es lo femenino. La mirada es nostálgica. Hay melancolía. Un reducto de dolor profundo. No hay alegría. Hay tristeza. De ahí surge la fuerza y la necesidad de las obras. Se debe soportar un dolor. Hay también alegría en esa angustia. Hay goce en el dolor. De esto surge toda su obra.

 

O.W.

“En realidad, el dolor es una revelación, pues por él se conoce aquello en que nunca se había pensado… y lo que se presumía débil e instintivamente en el arte, aparece entonces en el campo del pensamiento y del sentimiento a través de una claridad perfecta de visión, y representado con la mayor intensidad.
Ahora comprendo que el dolor, la más noble emoción de que es capaz el hombre, es a un tiempo el modelo más original y la piedra de toque del gran arte.

A.C.

El ritual ha cobrado significación para ella ahora. Antes no lo tenía. Ahora se vuelve necesario porque marca diferencias. Marca etapas de la vida. La ceremonia. La novia tendida en el piso, sola ante el altar, con su promesa en su desposorio. La Toma del Velo: De la nostalgia, de la tristeza penden la añoranza, la expectativa. La angustia de la espera. Brotan las lágrimas.

(…)

 

A.C.
El espacio interno, innombrable, insondable, genera la obra de arte. Si no, como respuesta, como la necesidad de manifestarse.

O.W.

“En arte, la verdad consiste en la concordancia que un objeto guarda consigo mismo, en que lo externo se convierte en expresión de lo interno, el alma en carne, y en que el cuerpo se halla animado por el espíritu. Y por eso no hay verdad comparable a la del dolor… Pero los mundos están hechos con dolor y sin el dolor no puede verificarse ni el nacimiento de un niño ni el de una estrella.

A.C.
Cúmulo de la experiencia interior. No hay más. Este es el estado de ánimo que impulsa y está presente en toda la obra (…)

 

M.B.
Los atajos de este camino son los que emergen en la obra con una especie de sonrisa clandestina.
Los monitores vestidos con el velo de la novia. Los monitores integrados; cuerpo de la obra, presencia manifiesta y generadores de las imágenes que serían el cuerpo ´virtual´. Dos monitores vinculados por una especie de encaje-eslabón. Dos monitores novia. Dos presencias femeninas. Lo femenino como añoranza, lo femenino creador. El gran ausente: lo masculino. El ´amado´ presente en una mística virtual, inaprensible, polo imaginario. Visión pecular y sorprendente: escoger el acto de coser. Algo tan simple que, sin embargo, remite a caminos y vivencias tan complejas. La madre en la máquina de coser. La niña al lado de la madre cosiendo en la máquina. El asombro de la niña con la destreza de las manos, el temor de coserse los dedos. Este arte que las mujeres legan de generación en generación. El legado de las mujeres. La soledad de las mujeres. Las mujeres cosen o tejen cuando el hombre se ausenta. La distancia entre niña y madre más manifiesta en la cercanía entre niña y madre más manifiesta en la cercanía entre niña y madre que cose.
La obra: un atajo. Destello, y revelación, relámpago y articulación.

 

 

 

 

 

Esta entrada fue publicada en Arte y etiquetada , , , , , , , , , , , , , , , . Guarda el enlace permanente.