Para enseñar y aprender: pensamientos acerca de curar dentro de lo local

Reflexiones acerca del MDE11 y su estructura

Cuando se me pidió hacer parte de este equipo de curadores, ansiaba la oportunidad de trabajar con un grupo talentoso de personas tanto al interior como al exterior del museo. Los artistas, escritores, educadores, administradores y organizadores han desempeñado un papel importante en la formación del MDE11. Como grupo de curadores, nuestras experiencias y nuestros trasfondos variados crearon un balance dinámico de ideas y propuestas.

Cuando comenzamos las discusiones hace dos años acerca de la forma en que queríamos definir el MDE11, quedó claro que debían mantenerse ciertos aspectos y relaciones del MDE07. El programa de Espacios Anfitriones, por ejemplo, fue un éxito, pues generó una red de colaboración entre espacios artísticos independientes en América del Sur que sigue activa hoy día. Otros elementos no fueron tan apropiados para esta versión pues nos enfocábamos en el aprendizaje y la pedagogía. Entonces nos pusimos la tarea de desarrollar una estructura tripartita (Laboratorio, Estudio, Exposición) que nos diera la libertad de construir sobre y desarrollar estas tres categorías centrales.

Desde esta consideración importante y dadas nuestras bases curatoriales tan diversas, lo que no queríamos era crear una dialéctica de oposición que pusiera una clase de práctica o de metodología en contra de otra. Esto no hubiera sido de utilidad y el arte es un campo lo suficientemente grande como para acomodarlas a todas. Lo que queríamos hacer era abrir un espacio donde se pudiera considerar el tema de “enseñanza y aprendizaje” desde distintas perspectivas posibles. Además queríamos llevar la metáfora pedagógica lo más lejos posible mediante los formatos de exhibición (Taller Central), propuestas de investigación extensivas en la ciudad (Trabajo de Campo), colaboraciones experimentales con otras organizaciones (Interlocuciones), charlas y talleres (Aula Dialógica y Taller de Construcción). Usando esta estructura, pudimos alejarnos del gueto de “una o la otra” y comenzar a pensar qué podría aprender una forma de trabajo de la otra. Si existía una investigación en un área del MDE11, se le animaba a que encontrara la forma de involucrarse en otras áreas y otros formatos de trabajo. Por ejemplo, un concepto que impulsa un proyecto en la muestra también se investiga en una mesa redonda, luego se convierte en un punto de investigación para los artistas de la ciudad, y posteriormente en una estrategia que se comparte con los colaboradores y que se le presenta al público para su discusión, y el ciclo continúa…

Según lo veo, el MDE11, como se mencionó previamente, tuvo que basarse tanto conceptual como curatorialmente en las metodologías artísticas locales tomando en cuenta la forma en que se estaba practicando y reformando la pedagogía todos los días en Medellín.  El tema podría ser universal, pero su forma y contenido no lo son. Una de las críticas a la Estética Relacional es que no critica la economía informativa y de sociabilidad post-fordista –más bien alimenta la forma en que nuestras relaciones mismas están siendo mercantilizadas– una sociabilidad como un campo de inversión de capital. Desde mi perspectiva, una de las razones por las cuales esta crítica ha tomado tanta fuerza es que muchas organizaciones y eventos artísticos han seguido esta tendencia y se han montado en la ola de la “sociabilidad”. Esta es en parte la razón por la cual las prácticas públicas (muchas de las cuales desarrollan una contra-lógica a esta plantilla de sociabilidad mercadeada) han recibido la atención del circuito artístico global. También es una de las muchas razones por las cuales el MDE11 necesitaba sentar una clara posición acerca de lo que estaba intentando lograr.

Las prácticas locales, moderadas por lo que el equipo de curadores trajo a la ciudad, le dio al MDE11 su forma y contenido. Al hacer esto, no confundimos representaciones de lo social con el trabajo háptico que estaban realizando los artistas para generar nuevos tejidos sociales. Encontramos un espacio donde pudieran dialogar diversas metodologías, entendiendo que los artistas trabajan de distintas maneras. Dados los múltiples factores en juego, creo que el MDE11 encontró cierta sinergia. Formamos relaciones con una multitud de colaboradores dispuestos quienes, dado su trabajo diario en la práctica de la enseñanza y el aprendizaje, fueron inmensamente generosos. Espero que se hayan llevado tanto de estos intercambios y del MDE11 como lo que hemos recibido del trabajo realizado con ellos durante los últimos dos años.

Me parece claro que el trabajo incluyó tanto aquellas cosas que el mundo artístico podía debatir con apertura y confianza, como las cosas que tienen verdaderas dificultades para discutir –desde el papel del arte en la realización de discursos cívicos y el arte como sitio para remodelar las formas no violentas de construcción de conciencia, hasta investigaciones acerca de la infraestructura educativa de la ciudad y sus tradiciones e historias pedagógicas.

No es fácil trabajar con múltiples organizaciones y actores en una ciudad. Ha habido fracasos y oportunidades perdidas, comienzos en falso y varios ajustes a mitad de camino. Se celebraron varias reuniones con gestores municipales y las cabezas de diversas organizaciones –demasiadas para contar. Fue una prioridad personal visitar la mayor cantidad de ‘corporaciones’ artísticas posible durante nuestras visitas intensamente programadas a la ciudad.

Como equipo de curadores, consideramos y discutimos muchas ideas. Debatimos el papel del archivo, tanto perdido como establecido, la materialidad del aprendizaje, además del papel del performance, las bibliotecas y la academia. Hay proyectos planeados en toda la ciudad y hemos invitado a teóricos y artistas de Medellín y de otros lugares para expandir estos temas y llenar las diversas brechas. Todo podía, y todavía puede, discutirse. Con esto quiero decir que nuestra posición como curadores, y la totalidad del MDE11, tomó muy de cerca la idea de Paulo Freire: todo lugar es un sitio para el aprendizaje y toda persona es tanto maestro como estudiante.

Notas al pie

1. El MDE11 no es una bienal pues intenta desafiar ciertas estructuras de las bienales.  Una distinción muy importante fue la extensión del evento.  Su primera y más reciente interacción, el MDE07, duró casi seis meses.  Mi punto no consiste en aproximarlas ni en utilizarlas de manera intercambiable, sino en subrayar ciertos desafíos que aún existen entre estos formatos similares.

2. Olga Fernandez. “Just What is it That Makes ‘Curating’ so Different, so Appealing?” OnCurating.org 08/11 (2011) 40. http://www.on-curating.org/issue_08.html

3. Michael Brenson. Acts of engagement: writings on art, criticism, and institutions, 1993-2002. (Lanham: Rowman & Littlefield, 2004).

4. Stephen Wright. “The Future of the Reciprocal Readymade: An Essay on Use-Value and Art-Related Practice” 16 Beaver (2005) http://www.16beavergroup.org/monday/archives/001496.php

5. Grant Kester. Conversation Pieces. (Los Angeles: University of California Press, 2004).

6. Jürgen Habermas. The Structural Transformation of the Public Sphere: An Inquiry into a Category of Bourgeois Society. (Cambridge: The MIT Press, 1991).

7. Enrique Dussel. Twenty Theses on Politics (Latin America in Translation). (Raleigh: Duke University Press, 2008).

8. Ultra-red, “Art, Collectivity, and Pedagogy: Changing the World in which we Live,” Chto Delat 08-32 (2011): 16. http://www.chtodelat.org/index.php?option=com_content&view=category&layout=blog&id=234&Itemid=414&lang=en

 

Agosto de 2011