Una conversación con Santiago Vélez (Casa Tres Patios)
Miguel. Algo que me parece interesante es que cada espacio anfitrión en Medellín tiene sus particularidades. A ustedes parece que los vinculan mucho con la idea de lo institucional, de presentación de artistas consolidados en la escena y tal vez tenga que ver con la exposición que actualmente tienen en su espacio…
Santiago. Sí, esa imagen quedó incluso después del conversatorio sobre los ‘Espacios Anfitriones’ en La Casa del Encuentro. Pero realmente no. Hay una relación con la institución y es que yo soy docente en la Universidad Nacional y la Universidad de Antioquia, que eran las únicas que hasta hace poco tenían la carrera, ahora Bellas Artes ya se volvió universidad…
M. ¿Docente de qué?
S. De escultura y de fotografía. Y Tony cuando llega lo hace para trabajar también en las universidades. Entonces eso permite ese vínculo pero el proyecto inicial que empezamos en la otra casa era abrirle el espacio a todo tipo de personas, y pensábamos mucho en los egresados que salen al terminar la carrera, no saben qué hacer y se quedan como en el aire. La mayoría de propuestas que nos interesaban eran aquellas que involucraban intervenciones espaciales en la misma casa. No era una cosa como tan institucional, sino que para la exposición actual sí invitamos a los grandes artistas pero era porque también queremos darle un impulso a la casa. Nos parecía que podíamos recoger con ellos una cantidad de público a modo de lanzamiento oficial, pero realmente el proyecto es muy abierto.
M. Entiendo, a mi me parecía que la exposición era demasiado dispersa, no había un discurso claro que entramara las obras y aparecía en cambio como un muestrario de pequeñas cosas sin llegar a ser nunca una muestra compacta…
S. Sí, inclusive el título es “Una Casa, Tres Patios, Cinco Artistas”. Finalmente lo que queríamos en esta oportunidad era mostrar el espacio. Hay obras muy buenas de un lenguaje consolidado pero estuvimos pensando casi todo el tiempo en la casa. Sentíamos que si uno se ponía a pensar a un nivel curatorial pues tal vez se podía perder mostrar el espacio mismo o la ventana como posibilidad de hacer cosas con ella. Y sí pues obviamente curaduría no hubo.
M. Yo los visité el día que inauguraron aquella exposición y me quedó una sensación extraña. Porque tal como lo entendía ustedes eran también un espacio independiente y no una galería, pero finalmente en la exposición las cosas estaban dispuestas como si fueran a venderse, como si fuera una exposición comercial…
S. Sí, incluso lo sabíamos y hubo una discusión porque la casa es sin ánimo de lucro. Sabíamos que la gente iba querer comprar algo así y lo dejamos a la disposición de los artistas. Esta muestra era muy desde lo íntimo, sobre como contamos con personas que son también afines a nosotros. Era de algún modo recibirlos y que eso nos sirva para mostrar la casa.
M. Me llevé tal vez una idea equivocada del espacio en eso primera oportunidad, que contrasta mucho con la apuesta experimental y de gente joven de la cual me hablas.
S. Sí, eso es lo más importante. Incluso el proyecto de ‘la Ventana’ o la exposición de videoarte próxima se ha realizado pensando especialmente en la gente joven. Los que más han expuesto en la casa son recién egresados y también han habido estudiantes. Incluso la primera cosa la inauguramos con un taller que dictamos a estudiantes en la Universidad de Antioquia. Y siempre conservamos la misma noción del uso libre de la casa porque me parece que es muy bello: hay una casa, utilice las paredes, tumbe muros, construya a partir del espacio su obra.
M. Su proyecto de la ventana me hace recordar un poco al proyecto de ‘la Vitrina’ de Lugar a dudas.
S. Nosotros les decíamos a Oscar Muñoz que admiramos su proyecto de Lugar a dudas en Cali y que nos interesaba especialmente copiar modelos. Porque es importante decirlo: Oscar es el gran educador de este tipo de cosas aquí en Colombia y por eso es el curador de este segmento. Y estamos tomando algunas de sus iniciativas, por ejemplo nos interesa también tener un Centro de documentación.
M. ¿Y cómo son las convocatorias para las exposiciones, o son esencialmente invitaciones?
S. Habían varias cosas, una era a través de talleres que se realizaban, entonces lo trabajado en esos talleres era invitado a exhibirse. En otra situación una estudiante me dijo que tenía un proyecto curatorial. En este momento ya hemos crecido y estamos dispuestos a poner toda la cantidad de propuestas que quieran presentarse, pero tenemos también un pequeño proceso de selección. Estamos creando un sistema de inscripción y también tenemos un grupo de asesores, entre ellos Carlos Uribe, Jaime Cerón, Ana Paula Cohen, intentando armar como un grupito de trabajo que nos ayude a generar y orientar las actividades aquí en Medellín.
M. Es curioso pero ahora que hablabas del proyecto curatorial de una chica joven recordé que una de los primeros comentarios que recibí al llegar a Medellín fue la afirmación clara de que aquí no había curadores jóvenes, que eso era súper difícil.
S. Es que dentro del espacio académico hay mucha gente con esa visión. De formación estrictamente no hay pero sí existe a través de un proceso más intuitivo, como pensar que hay alguien que tiene una idea que puede ser interesante y la quiere desarrollar, y así se unen varios para promover aquella idea. El problema a veces es que son muy fugaces y se quedan en el hacer y no permiten una continuidad de ese pensamiento, o tal vez es porque no se sienten muy acogidos. Nosotros intentamos esa acogida pero el medio sí puede ser muy excluyente. Realmente hay muy pocos curadores jóvenes en la ciudad.
M. ¿Es excluyente por la ausencia de espacios o porque los cargos ya están ocupados? Porque cada uno podría también generar sus propios espacios de enunciación.
S. Yo creo que es más a nivel formativo, no ha habido preparación suficiente o el tiempo dedicado para formarse como curador no ha sido el necesario. Porque tampoco es que con una idea haces ya una muestra, se necesita un proceso y hay aún esa falta de experiencia, pero definitivamente hay personas aquí que lo pueden hacer. En ese sentido este Encuentro es muy importante porque está formando curadores.
M. Claro, en Lima tampoco hay educación al respecto de la curaduría. Las escuelas de arte prácticamente ignoran de forma deliberada su existencia. Y en esas situaciones los pocos que estamos interesados en la curaduría aprendemos a través de la experiencia, corriendo riesgos y cometiendo errores…
S. Casi siempre ha sido así. Inclusive cuando uno participaba en estos seminarios de curaduría muchas veces lo que tienes son las anécdotas de los mismos curadores y su formación. Y es valioso porque permite generar un pensamiento alrededor del tema.
M. ¿Cómo nació el espacio? ¿Quién decidió abrirlo?
S. Fue Toni cuando vino con la beca Fullbright. Él quiso alquilar una casa grande para vivir esos seis meses y aprovechar el resto del espacio para invitar a gente a exhibir. Entonces tuvimos buena acogida, las muestras resultaron bien organizadas, los artistas se comprometieron. Eso duró de marzo o abril hasta septiembre del año pasado. Se terminó y quedó en el ambiente lo que se había gestado, y así fue que el mismo ánimo hizo que la volviéramos a abrir.
M. ¿Y cómo es su relación con las instituciones acá en Medellín?
S. Nos ha ido muy bien. Inclusive el proceso de selección para ser uno de los ‘Espacios Anfitriones’ fue justamente cuando estábamos entregando la casa con la última muestra que hicimos. Y esa invitación fue como un espaldarazo, como diciendo: “hey, no la dejen”. Todo ello nos pareció emocionante y entonces nos animó para continuar con este proyecto.
M. ¿Y qué tal la relación con Taller 7 y La Jíkara?
S. Adriana [Pineda], de Taller 7, fue alumna mía. Ella hace mucho tiempo me llevó y así conocí el espacio, cuando solo era un taller para ellos. Yo los he admirado muchísimo porque tienen una energía increíble, son súper trabajadores y eso sí que es trabajo con las uñas. Han impulsado demasiados talleres con gente muy joven. Y con La Jíkara la experiencia también ha sido fenomenal, tienen un aire, un espíritu increíble. El apoyo que tienen en la comunidad, el conocimiento del barrio, de su entorno, ha sido maravilloso. Yo creo que esto nos ha permitido unirnos, pensar que somos una red, que podemos seguir trabajando bien en nuestros lugares y apoyándonos.
M. Claro, sería vital que estos espacios se queden en adelante como lugares sólidos pero alternativos de circulación del arte. Muchos comentarios que he recogido tienen que ver con que el papel de las instituciones en Medellín era insuficiente o excesivamente tradicional.
S. Es que la zona es conservadora y eso es lo que pesa en el ambiente nacional. Pero yo creo que ya están mostrando otras dinámicas. Es cierto que estos espacios están potenciando el arte a nivel nacional como internacional. Aquí hay una cosa de trabajar, recibir, compartir, que el otro se vaya integrando a una red un poco más grande.
M. ¿Y qué comentarios o críticas tienes sobre el Encuentro?
S. Pienso que hay una dinámica de comunicación que se ha quedado corta, los canales de comunicación se han roto por momentos. Y ese aspecto es sobre lo único que me atrevería a sugerir una mayor atención. Ayer hubo una obra absolutamente bella de Ana Claudia Múnera en la calle y hubo muy poca participación de jóvenes estudiantes, .casi nula. Entonces me pregunto qué está pasando con la comunicación. No se si es porque abarca demasiado, porque es muy grande y son muchos artistas recorriendo la ciudad…
M. ¿Crees que es difícil llegar a los estudiantes? Una amiga me decía que en muchos de ellos había cierta apatía o cierta distancia frente a lo que sucedía.
S. La apatía sí puede ser. Me parece que es como una cosa de rebeldía. Pero ¿por qué no está llegando al estudiante? No entiendo por qué se están quedando en el departamento de artes visuales de la Universidad de Antioquia, que tiene más o menos 450 estudiantes, y en la Nacional donde hay unos 180 alumnos aproximadamente.
M. ¿Ellos participan del Encuentro?
S. Muy poco
M. ¿Es porque no están enterados?
S. Saben que hay un Encuentro pero se pierden de los pequeños detalles, que hay tal conferencia, que hoy se inaugura tal exposición o que hay tal performance. Son esas cositas pequeñas que no están llegándoles. No se si se trata de seducción o promoción, pero me preocupa mucho. No obstante sí hay una respuesta del público ajeno al mundo del arte que se ha sentido bien, ahí se está como equilibrando.
M. ¿Qué opinión tienes sobre la noción de Espacios de Hospitalidad?
S. Pienso que es lo mas difícil que ha tenido el Encuentro, el comprender de algún modo qué es hospitalidad. Nuestra zona es bastante conservadora, muy ensimismada y endogámica y esos términos han sido el eje para plantear un concepto ampliado de hospitalidad y el porqué nosotros tenemos que hablar de eso desde aquí. Lo que me parece valioso es pensarlo desde esos términos, para que dejemos esa visión tan cerrada que tenemos y nos enseñemos a vivir confrontándonos un poco.
M. ¿Y sobre la idea de los espacios anfitriones?
S. En lo personal, no porque esté vinculado, creo que es el mejor logro del Encuentro. Creo que es el mayor resultado, porque hay obras particulares muy bellas y especiales como la propuesta de Cildo Meireles o de Tatsu Nishi, y eso es muy importante como memoria artística, pero creo a nivel ya de comunidad, a un nivel social incluso, estas zonas de intercambio en residencia fueron las más decisivas. Y han permitido que se arme una red cultural fuerte ya que existe cultura desde el teatro, la música, y ahora estos espacios para los artistas plásticos se han consolidado, y eso me parece definitivamente el mayor resultado.
M. ¿Qué proyectos tienen luego de finalizado el Encuentro?
S. Tenemos varias muestras programadas luego de la exhibición de video. La que sigue en La Ventana es sobre el barrio, porque nuestro barrio tiene 7 colectivos que se agrupan a trabajar y que arman proyectos, entonces queremos invitarlos a todos para que vengan a la casa y hagan una propuesta. Es como traer el barrio a la casa, nos parece que puede ser muy interesante. Incluso para seguir fortaleciendo estas redes de las cuales estamos hablando. La idea es continuar, ahora mismo estamos ordenando las actividades hasta el mes de diciembre, ojala nos dure para rato. Lo mas difícil son los costos…
M. Pero una cosa muy buena es la visibilidad que les ha dado el Encuentro.
S. Sí, lo que yo siempre digo es que empezamos la primera película con cuatro personas y en la última hubieron 25, y eso es difícil para algunas salas comerciales. Me parece muy importante que a través del Encuentro nos vengan apoyando, que la gente se pase la voz y que esto sea como un rumor cada vez más grande.
Juanacha la Revista, No. 0, Ediciones La Culpable, junio de 2007, páginas 31 a 34