Un mecánico de la madera

 

Por Angela Patricia Escobar
Con una mirada huidiza, un trazo certero y una habilidad manual envidiable, William Plazas se ha instalado en el Encuentro Internacional Medellín 2007 tras bambalinas, al lado del creador bogotano Gabriel Sierra, se ha encargado de elaborar la obra del artista y los objetos que habitan La Casa del Encuentro. Desde los diez años trabaja con la madera, un oficio que aprendió al lado de uno de sus tíos, cinco años más tarde ya era contratado para realizar proyectos y a los veinte años ya laboraba en empresas de muebles clásicos. Luego estudió Diseño Interior en la Escuela de Artes y Letras en Bogotá durante cinco años, pero como cada día quiere perfeccionarse más, dedicó otros cinco años a realizar una Maestría en Madera en la Escuela de Artes y Oficios Santo Domingo donde, al mismo tiempo, trabajaba, de allí surgieron sus contactos con el mundo artístico, los profesores empezaron a llamarlo y conectarlo con los artistas que requerían determinadas piezas para su obra.

 

Su encuentro con Gabriel Sierra se dio hace diez años en esa época empezaron con piezas pequeñitas para ser fotografiadas, para cada proyecto el artista se desplazaba al taller o se encontraban en la casa de Sierra y se dio una comunicación interesante en la que los gestos son el componente esencial, ahora basta con dos o tres instrucciones para iniciar el trabajo los gestos coordinan todo lo demás: En ese proceso los proyectos fueron creciendo cada vez más, lo que comenzó como un< objeto de mano terminó siendo un objeto con escala humana y de ahí pasó a convertirse en algo muy grande, como este proyecto de La Casa del Encuentro donde ya entran muchas personas a interactuar con él.

 

El contacto entre los dos hace que las cosas sean nuevas para ambos y como William siempre quiere gozarse lo que hace, decidió aceptar el reto de instalarse un tiempo en el Encuentro y así evitar que su trabajo se volviera monótono. Para él el arte es la expresión espiritual y conceptual de una persona, esas dos cosas unidas son los elementos que suman una obra de arte. Cada obra de arte es como la firma de cada persona donde hay un estilo, una estructura, algo muy en común que la identifica.

 

Y el encuentro lo ve como una sopa de letras, donde cada letra es un artista y donde cada letra forma esa sopa de letras que si se observa desde cierto punto de vista, se aprende a identificar por ejemplo cómo viven las personas, cómo son, cómo los seres sensibles se sorprenden de otros trabajos que terminan siendo interesantes. Le ha gustado del MDE07 que los artistas y sus obras han sido muy interesantes y además muy diversas, “como es arte contemporáneo, el concepto general de las personas se atropella con lo que empiezan a ver, se atropellan y ven otras cosas y aprenden a entenderlas, entienden el idioma de los artistas contemporáneos”, explica.

 

El producto de haber trabajando tanto con la madera lo ha vuelto muy recursivo, por eso no le importa pasar de hacer una obra grande que no necesite tornillos, para luego tomar un bisturí y remendar una pieza que no esté bien. Investigando lleva más de media vida, por eso desde hace siete años comenzó a crear sus propias piezas y ahora tiene un taller en Bogotá llamado Taller Lúdica donde se dedica a hacer sólo rompecabezas, maneja todas las técnicas de la madera: talla, incrustaciones, estructuras y muebles clásicos, en total lleva alrededor de veintidós años trabajando la madera.

 

La idea de los rompecabezas surgió por el encuentro con varios de sus amigos fascinados por el tema, entonces empezó a leer libros de matemáticas recreativas y se planteó retos de resolver problemas matemáticos pero llevándolos a la madera. Quería hacer productos que fueran únicos y como el mobiliario era algo muy grande, decidió fijarse en los detalles, en piezas que requirieran de ingenio y al tiempo llenaran el espacio libre que tienen las personas que no gustan de los computadores, ni la electrónica, quería plantearles retos para que pelearan consigo mismos sin la ayuda de un manual de respuestas ni un computador con claves de solución.

 

Por eso sus piezas son pequeñas para que sean accesibles a las personas, además combina dos características, la funcionalidad del juego con el diseño. Su idea es hacer un producto que donde esté puesto cree una expectativa. Trabaja con colores naturales de madera y procura usar todo natural, no usa pinturas, hace los acabados con cera de abeja y un proceso de lijado que va de rústico de madera normal a brillo como de vidrio, sólo con lija.

 

Son productos de mucha paciencia y hasta ahora no ha podido conseguir personal que entienda las cosas que hace y pueda ayudarle, por eso se dedicó a hacer productos pequeños y exclusivos que por su costo le han permitido sostenerse económicamente, por eso no produce más de cincuenta piezas de un mismo diseño porque, en su caso, a partir de allí empieza a cometer errores y además cree que cuando se ven cien o doscientas cosas de lo mismo se cansa. Su trabajo puede definirse como una pasión por las cosas que crea, partiendo de ahí hace que sus productos desde el primero hasta el último sean bonitos, cúbicos y bien terminados y por eso está seguro que cuando se contrata mucha gente a trabajar se pierde eso.

 

Su elección por la madera se dio porque la encuentra muy natural y expresiva, además le gusta sorprender con los colores, busca colores de madera que lleven al comprador a dudar entre si es natural o pintado. Siempre anda en busca de maderas que por lo regular son muy duras, tiene moradas, blancas, muchos tonos de amarillos, cafés, negras y verdes, Son maderas desde baja densidad hasta las muy duras de alta densidad, que se encarga de “cazar” con los distribuidores a quienes les pide un tercio de pieza de unos 10 mil cms3 y cuando es difícil de conseguir la usa sólo para los toques decorativos en sus productos.

 

Por su especialización no se deja llamar carpintero y como Maestro Artesano en Madera que es siempre está pensando en el objeto al que define como “una expresión de lo que hacen las personas. Cada objeto tiene un creador, cada creador tiene una necesidad de mostrarle a la gente lo que es, entonces cada objeto como tal es una expresión, como una palabra, pero ya como una palabra a la vista.”

 

Y con esa idea de creador le encanta aceptar retos de hacer piezas por encargo para ciertas personas, como una caja que nadie sepa por dónde se abra, es entonces cuando empieza a jugar hasta con taquitos o tornillos falsos, por ejemplo, donde se ve una serie de tornillos y resulta que la mitad de ellos sólo son la cabeza, trata de engañar la vista. También ha hecho muebles que tienen una alcancía para billetes donde éstos nunca se dañan, piezas donde se guardan rollitos de papel o cartas con mecanismos difíciles de abrir, cosas mecánicas con la misma madera, objetos que tienen sonido y mecanismos con madera.

 

Toda su búsqueda es hacia realizar cosas mecánicas donde el único material es la madera, como devolviéndose a las técnicas ancestrales, al descubrimiento de las cosas mecánicas cuando eran de madera. Ahora le obsesionan sus rompecabezas y ya tiene 110 diferentes, como cajas que tienen un laberinto interno en el que se introduce una esfera por una esquina y debe salir por la otra, con un esquema de sonidos. Su reto en este momento es crear tres juegos nuevos que cambien el concepto del juego, ya pensó en una sola persona, ahora quiere jugar con dos, un problema que tenga que resolverse entre dos personas, todo en madera.

 

Como individuo William se entretiene viendo a la gente cómo se divierte y cómo pelea con sus rompecabezas, muchas veces se siente tentado a resolvérselos pero se abstiene porque quiere ver la cara que hacen lidiando con ellos. También ve como hay quienes arman el juego de una vez, pero luego lo desarman y ya no son capaces de volverlos a armar. Por eso dice que el juego es una incertidumbre porque no tiene un proceso de 1 a 10 para armarse, es algo que no tienen un orden preestablecido.

 

Y esa ruptura con las estructuras, esa incertidumbre que tanto le gusta, es lo que lo ha unido al artista Gabriel Sierra por eso su método conjunto de trabajo es que no hay nada escrito, no hay un plano preestablecido, todo se va trabajando sobre la marcha. Y al analizar la obra del artista le parece que su trabajo es muy estructural y expresivo, partiendo de cosas muy simples. Hace que elementos simples se conviertan en elementos importantes, o que la mezcla de elementos simples o de conceptos simples se conviertan en obra. Eso contradice el tipo de material con la técnica, es un puñetazo al kitsch, es hacer cosas con material de desecho pero con elegancia.

 

Por eso al verlos trabajando en el Encuentro es como ver a un par de niños jugando, el mundo a través de sus ojos se ve con la imaginación de un niño pero con la mente de un hombre que ha vivido mucho. Para ellos la época de la infancia es la más rica de todas, si esos recuerdos de la infancia les hacen felices ¿porqué no convertir la vida en la de un niño? Por eso a ellos les gusta jugar con todo y creen que eso no quita nada, al contrario, da oportunidad de crear más cosas.

 

Portal www.m3lab.info, Encuentro Internacional Medellín 2007

 

 

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0 respuestas a Un mecánico de la madera

  1. oscar dijo:

    William plazas no solo es un buen maestro en la madera, el además tiene la sensibilidad de congeniar con las personas para poder explorar esa creatividad tan grande que tiene, y es cierto el disfruta mucho al ver como la gente resuelve los acertijos que el crea. Me paso a mí, me dejo una semana resolviendo un problema muy sencillo que es el juego del lápiz y cada día iba al taller de el y se reía lo único que me decía “hombre imposible que no pueda si es de lo mas sencillo” y tenia razón era de lo mas sencillo. De corazón para William me alegro que le este yendo bien, como todas las cosas que el se propone.