Una conversación con Paula Usuga
Miguel. Mencionabas que la gente de Medellín no estaba preparada para el Encuentro Medellín 2007…
Paula. Claro, porque cuando tú hablas cotidianamente con las personas no existe una conciencia colectiva de que el arte se ha transformado, y el pensamiento habitual se queda en colgar el cuadro o en una cosa decorativa. Piensan muchas veces que el arte contemporáneo es como estos cuadros grandes que hay en las galerías, de adorno. No se comprende qué es una performance, una acción. No se entiende que, por ejemplo, el cuestionario que ustedes trajeron puede ser una obra, o que tú puedes ser parte de la obra. Muchas personas se referían a las intervenciones que hicieron en el metro donde se pintaba las columnas, que por qué lo dejaban hacer eso, que estaba dañando el patrimonio de la ciudad. Digamos que la gente no está preparada para asimilar esto, publicidad hay pero eso no quiere decir que se comprenda qué es un encuentro de arte.
M. ¿Y crees que con el Encuentro esa conciencia podría sea mayor o lo ves difícil?
P. Lo que pasa es que eso tiene que llegar desde las instituciones escolares, que esas perspectivas del arte actual se empiecen a mostrar a los estudiantes. Mi hija María Paula por ejemplo que tiene 14 años tiene una materia que se llama ‘arte’ donde ven historia del arte, hacen proyectos, pintan, pero nunca se muestra hasta donde ha llegado el arte, no se tocan conceptos filosóficos y teóricos contemporáneos. Se quedan muchas veces en el impresionismo, en el renacimiento, ven algunas cosas de estética griega, pero no saben quien es Christo [Javacheff] ni saben que existe el land art. Y es como sentarse a hablar de qué se trata el performance, una acción que puede tener tanto una temática social o de introspección. Muchas veces es muy difícil explicarles a las personas que el arte ha cambiado.
M. Pero en las escuelas de arte sí discuten estos temas…
P. Sí, por ejemplo Bellas Artes hizo como un quiebre, porque aquí en Medellín esta escuela era como lo técnico, lo formal. Y ahora ya hay profesores como Libia Posada, Joan Mario Ortiz, Jorge Ortiz, que son todos artistas contemporáneos con una mirada más amplia a nivel nacional. Eso ha servido mucho a los estudiantes de Bellas Artes. Incluso en los últimos talleres se está viendo el cambio en los estudiantes, muchos han tomado una orientación hacia la sociología del arte…
M. ¿ Qué piensas sobre la elección de Bellas Artes como ‘espacio anfitrión’ dentro del Encuentro, siendo Bellas Artes no un espacio de arte independiente sino una academia?
P. Me parece muy importante porque se están logrando abrir el concepto del arte en general. No simplemente se quedan en lo académico, pero tiene que haber lo académico porque yo soy de las que piensan que debe haber una parte del hacer, una parte del comprender qué es hacer y qué es la técnica, pero también hay que manejar un concepto, manejar una idea, qué plantea la sociología del arte, qué plantea la filosofía contemporánea. Entonces tiene que haber un equilibrio, no simplemente el facilismo de poner el objeto o lo no-objetual, y más bien manejar las dos cosas.
M. ¿Tú crees que el Encuentro está llegando a los estudiantes de Medellín?
P. El Encuentro está llegando sí, porque yo creo que la mayoría de los asistentes a los eventos, el 70%, son estudiantes de artes plásticas. Y profesores, artistas, pero la mayoría de los estudiantes está participando, comprenden qué está pasando en el Encuentro que es lo más importante.
M. ¿Y cómo fue la experiencia de Bellas Artes con Casa Tomada?
P. Estuvimos seis alumnos de los últimos semestres con este grupo de caleños. Ellos sí tienen unas escuelas o instituciones más abiertas, se manejo arte contemporáneo, tienen parte académica pero también esa parte de experimentación e investigación. Y fue muy enriquecedor porque organizaran una exhibición de arte estudiantil, hubo gente de la Nacional, de la de Antioquia, de Bellas Artes, intervenciones, performances, hubo oportunidad de expresar lo que estaba pasando. Además tenían el Rincón de la crítica que era un espacio de crítica por parte de los estudiantes, opiniones muy subjetivas pero no tan cerradas…
M. ¿Criticar a quién… a la institución?
P. Sí, a la institución, al evento, a los artistas, lo que tú pensaras. Pero era muy amplio y podías expresarte como quisieras.
Eliana. ¿Y cuáles eran las críticas en las cuales la gente más coincidía?
P. No estuve muy presente al final de eso, pero se escribían las críticas y se metían a un buzón. Hubiera sido bueno tal vez hacer un censo pero creo que no se recopiló esa información.
E. ¿Cuál era la dinámica?
R Ellos lo leían y hacían comentarios cuando hacían el programa. Una especie de programa televisivo donde hacían entrevistas a otros artistas y comentaban también lo que los estudiantes y el público en general estaban pensando en relación al evento, las instituciones, los artistas, las exposiciones…
E. ¿Y por qué crees que en Cali hay más movida que en Medellín?
P. Porque ellos trajeron una revista donde estaban comentando los talleres de formación que se estaba dando allá en Bellas Artes y en las universidades. Entonces se ven los trabajos de los talleres finales y sus propias obras por los videos que trajeron y a través de todo ese material uno se va dando cuenta que hay un campo mas grande. Es también un problema de visión, de conciencia, de mente. Hay mucha gente que dice: “yo pinto y pinto y ya, se acabó’. Se encierran cada uno en su taller y eso es todo.
M. ¿Ustedes conocen a los curadores del Encuentro?
P. Los conocemos porque se sabe que hacen críticas, que están en el evento. Pero si acercan a los estudiantes pues no, y los estudiantes no se acercan tampoco.
M. ¿Y qué opinión tienes sobre las políticas expositivas de las instituciones? Las programaciones de los Museos, las actividades en centros Culturales, etc. Uno de los comentarios que recibimos era la ausencia de curadores jóvenes en la ciudad.
P. Lo que pasa es que yo diría que no hay espacios para el arte joven, no hay espacios para los estudiantes, y mucho menos si vas a arriesgar dinero en un proyecto como puede ser unas relaciones interpersonales con determinado grupo o un performance, algo muy efímero. El estudiante no tiene dinero para eso y si tampoco hay patrocinio de una institución pues no se hace, mientras que si tú pintas el cuadro, lo vendes y ya hay algo. Creo que esa es la idea que tienen los estudiantes, por lo menos en Bellas Artes.
M. Pero los jóvenes deberían intentar abrir sus propios espacios y no estar esperando todo el tiempo la validación de lo institucional. Es importante que ellos creen nuevas plataformas capaces de interpelar y poner en cuestión al propio circuito oficial.
P. Eso fue lo mejor que pudo traer Casa Tomada por que ellos lo que hicieron fue abrir una casa común y corriente y volverla una exhibición de arte estudiantil y eso no lo habíamos visto acá. Nadie se atreve a organizar un evento así, muy pocas personas lo apoyarían. Esa fue una de las mejores cosas que se vio porque no existen esos espacios. Aquí hay pocos artistas muy importantes a nivel nacional, y el resto es gente que se está formando y que lo que espera son becas o estímulos de la alcaldía o la gobernación. Tampoco existe una revista donde uno se entere que esta pasando con las convocatorias o con los estudiantes.
M. ¿Pero por qué no lo hacen? Si un grupo de estudiantes se interesa eso se podría lograr. No necesitan un gran presupuesto para sacarla.
P. Pero no existe la motivación.
M. ¿Y por qué no existe?
P. Bellas Artes hasta ahora está haciendo ese doblez en su historia y la Nacional está en este momento en paro. No hay ese ánimo para decir reunámonos y empecemos a hablar de lo que está pasando a nivel estudiantil en artes plásticas aquí en Medellín. No existe esa conciencia entre los estudiantes, de pronto por ser tan cerrados. Tal vez este Encuentro esté abriendo la mente a muchas personas pero también las está cerrando a su modo pues no hay una participación masiva. Los estudiantes están pendientes de sus parciales, de sus finales, de cosas que a veces se interponen para participar en el Encuentro.
M. ¿Y qué piensas del trabajo que se hace en Taller 7, La Jíkara, los conoces?
P. Sí, son centros muy importantes e iniciativas de egresados
E. Pero varios son todavía estudiantes como Adriana o Mauricio
M. ¿llegaste a ver El Bodegón cuando hicieron su residencia? Ellos tienen un espacio también en un barrio popular de la ciudad en Bogotá y hace exposiciones de un solo día, inauguran y pasa todo lo que tiene que pasar. Lo menciono porque es una conciencia también de lo efímero. El arte contemporáneo también es una cosa de la que debes estar atento y estar dispuesto a capturarlo…
P. Y a pensarlo…
M. Claro, sobre todo a pensarlo.
P. Yo creo que eso es lo más importante: que llegues, pienses y reflexiones. Porque es que si no llegas a eso pues no hay nada. A la gente le da pereza pensar y más aquí.
M. También en Lima (risas)
P. Aquí les da pereza leer y pensar. Alguien lleva una revista con imágenes y es como si las fotografías reemplazaran totalmente a las palabras. Y claro, es bueno por un lado ya que la gente se da cuenta lo que está sucediendo a nivel internacional, pero bueno… Por otro lado sigo pensando en que debió haber más participación de los estudiantes, no solo de artes plásticas sino del público general estudiantil de las universidad. Los alumnos de los cursos de Diseño de Bellas Artes perfectamente podrían estar participando del Encuentro y ninguno tiene idea de que está pasando. Y ahora en Bellas Artes la mayoría de estudiantes son de diseño.
M. ¿Y qué crees que va a quedar después del encuentro aquí en Medellín?
P. Nada.
M. ¿Nada? ¿Tú crees que todo seguirá igual?
P. Es posible que todo siga igual.
M. ¿En serio? ¿No habrá ecos o iniciativas nuevas?
P. Puede haber, puede que llegue a pasar algo, pero dentro de la comunidad estudiantil todo el mundo espera a ganarse la beca y salir. Eso es finalmente lo que busca el artista, ¿cierto? Ser reconocido. Entonces todo el mundo pelea por eso.
E. Tú ves una tendencia muy fuerte a la individualidad…
P. Si, aunque aquí hay muchos colectivos, en la Universidad Nacional hay unos colectivos interdisciplinarios y en la de Antioquia. Pero en último termino todo el mundo busca un reconocimiento individual, vender su obra, que su propuesta sea reconocida. Hubo una convocatorio donde pasan tres artistas a nivel nacional, las propuestas de Carolina [Salazar], de Nicolás [Cadavid] con el Correo de la Paz, o de Fernando Pertuz. Entonces son ellos trabajando en determinadas propuestas, pero se acaba la muestra ¿y qué? Siempre me he interrogado eso, de qué manera se extiende y se perdura en el tiempo.
Se gastaron todo el dinero y no pasa nada más. Ya no es sólo tener la idea sino la berraquera, las ganas de decir “bueno, vamos a trabajar arte contemporánea y vamos a hacerlo de una forma social y vamos a tocar puertas”. Pero creo que muy pocos están dispuestos a sacar tiempo y dinero para hacer algo así. Finalmente toda inversión de este tipo se intenta retribuir luego en alguna forma de reconocimiento.
Juanacha la Revista, No. 0, Ediciones La Culpable, junio de 2007, páginas 35 a 38