La transformación nos lleva a una realidad distinta, quizá la de las ilusiones
El arte contemporáneo se puede desarrollar con medios diferentes a los usados por los artistas en etapas anteriores de la historia del arte. Es frecuente encontrar que han desaparecido, por ejemplo, los óleos y el mármol, e incluso la referencia a la pintura o a la escultura. En otras palabras, el arte de los últimos años puede alejarse tanto del pasado que resulta difícil aceptar que se trata de fenómenos de la misma clase y, todavía más, plantearse los criterios con los cuales pueden ser analizadas, comprendidas, valoradas y disfrutadas esas nuevas manifestaciones estéticas.
En cualquier elección se ganan unos aspectos pero se pierden otros. Muchos artistas han dejado atrás los encantos que procedían de las técnicas tradicionales pero, en cambio, se pueden enfrentar de manera más directa con la vida cotidiana y con las realidades que cada día nos entrega el mundo de la ciudad. En este sentido, el arte actual plantea un proceso de investigación, más que el uso de medios novedosos.
Ana Claudia Múnera (Medellín, 1966) se interesa por asuntos que, sin duda, no podría analizar con la misma fuerza si se limitara a las técnicas anteriores y, por eso, debe recurrir a medios nuevos, aunque no necesariamente de alta tecnología. En este caso, por ejemplo, se trata de un coche de bebé que ha intervenido. Dulces sueños, realizada en 2004, parte de una realidad concreta de nuestro mundo urbano donde muchas personas, especialmente mujeres, en el rebusque del día a día, convierten los cochecitos de bebé en insólitos vehículos de ventas ambulantes.
Como fenómeno urbano, esta forma de trabajo y de mercado puede generar múltiples reflexiones de orden económico, social y cultural, tanto que es posible imaginar que un artista podría plantear su presentación directa como obra de arte. Sin embargo, Ana Claudia Múnera mira esta realidad en otro nivel. Por eso, pinta el cochecito de blanco y transforma todo su contenido, que envuelve en bolsitas de tela igualmente blanca. Como lo indica su título, Dulces sueños, la transformación nos lleva a una realidad distinta, quizá la de las ilusiones que cada día las personas depositan en estas "chacitas" cargadas de dulces con las que recorren la ciudad.
Frente a un hecho que, en el mejor de los casos, los demás miramos como anécdota curiosa, Ana Claudia Múnera nos invita a descubrir una realidad humana cargada de sentido, de drama y de poesía. Quizá a partir de esta obra cambia también un poquito nuestra manera de ver la ciudad y de relacionarnos con quienes la viven con tanta dureza pero también con sueños íntimos y dulces que no quieren abandonar.
Textos de Carlos Arturo Fernández, profesor de Artes de la Universidad de Antioquia y miembro del Consejo de Curaduría del Museo de Antioquia, para Vivir en El Poblado.
Periódico Vivir en el Poblado, Medellín, edición 335 de diciembre de 2006