Tatsuro Niscino es el nombre real del artista hoy conocido como Tatsurou Bashi o Tazro Niscino. Nació el 17 de febrero de 1960 en Nagoya, Japón.
Estudió cuatro años en la Academia de Arte Musashino de Tokio. Luego estudió durante siete años en la Academia de Arte de Münster en Alemania, país en el que vive desde hace veinte años. Actualmente reside en Colonia, Alemania.
Sus inicios artísticos en Tokio se concentraron en la pintura. Sin embargo, el deseo de explorar nuevos medios lo llevó a realizar esculturas, performances e instalaciones en Alemania. No obstante, el no querer reducir la exposición de su obra a las paredes del museo, lo hizo salir a las calles e integrar objetos de la vida cotidiana de una ciudad en su trabajo. Hoy en día su obra comprende lo hecho a partir de 1997, es decir, año en el que tomó esta decisión y realizó su primera instalación: Obdach ?Refugio?, en Colonia.
Otra de sus particularidades es su gran interés por el arte. Esto ha implicado dejar de lado otras actividades culturales, por ejemplo la lectura, principalmente por falta de tiempo. Tampoco le interesa mucho la naturaleza, pues la considera opuesta al arte. En cambio, siente una fuerte pasión por las grandes ciudades.
El cambio, como tal, es un proyecto muy importante para su vida. Por lo mismo cambia de nombre regularmente, así como de lugar de vivienda. La obsesión por el cambio y el intercambio se ven constantemente reflejada en su obra.
TATZU NISHI
Entrevista con José Roca
JR: ¿Qué entiendes tú por hospitalidad?
TZ: Entender otras culturas. Cada país tiene su propia cultura, sus tradiciones y costumbres. Por ejemplo, en Japón uno no debe limpiarse la nariz frente en público. Pero en Alemania, ¡la gente se suena hasta montando en bicicleta! Y esa es una costumbre alemana. No sé cómo sea en Colombia. Tampoco importa. Es tan solo una costumbre. No quiere decir que la gente en Japón sea más elegante que en Alemania. Por eso, la hospitalidad es la comprensión que se tiene a las costumbres de otros países, sin criticarlas. Hay una película llamada “Lost in Translation”. Y en ella hay una escena en la que la chica dice que los japoneses no son capaces de diferenciar la l de la r. Pienso que no debió haber sido mostrado de esta manera, porque para los japoneses lo extraño es que los otros tengan esa diferencia. Ponerse siempre en el lugar del otro y comprender su diferencia, eso es hospitalidad.
JR. ¿Te parece pertinente este tema para un evento artístico?
TZ: ¡Naturalmente! Y aunque esto no tiene nada que ver con el arte, la gente que he conocido aquí ha sido muy hospitalaria. Pero otra razón por la cual me gusta esta ciudad es que Medellín me ha mostrado el otro lado del mundo. Un lado que no había visto nunca en Japón, Europa o los Estados Unidos. Mi visita a Medellín me ha servido mucho para combatir los prejuicios.
JR: ¿Cuál es la relación de tu trabajo con lo anterior?
TZ: A través de mi trabajo puedo mostrar el otro lado de las cosas a la gente. Por ejemplo, una escultura que está en un exterior y que es de propiedad pública, se convierte con mi trabajo en una escultura en un interior y de propiedad privada.
O una lámpara de iluminado público se convierte en una lámpara de pie. O una grúa de construcción se utiliza para un café. Al mostrar ese “otro lado” de las cosas, mi trabajo reevalúa las ideas fi jas que se tienen de las cosas, es decir: los prejuicios. Los prejuicios no son solo un acto de hostilidad, sino peligrosos. Por eso digo que el arte es un medio para oponerse a la Guerra; y en este sentido es también en un medio para apoyar la hospitalidad. Todo porque el arte te muestra la otra parte de las cosas.
JR: ¿Consideras que el arte tiene alguna capacidad para generar una refl exión sobre las relaciones que se establecen con el otro?
TZ: ¡Por supuesto! Me inquieta la pregunta, porque me hace pensar que la persona que la escribió, o las personas en general, piensan que el arte es débil, o que el arte no tiene poder. Pero esto es una tontería. El arte tiene muchísima importancia y significado para la humanidad. Su poder no debe ser subestimado. Si el arte fuera débil, entonces no habría arte. Y yo sé que es difícil ver el poder del arte, porque no obra directamente. El poder del arte se despliega poco a poco, pero es muy efectivo. Y como lo dije antes, el arte destruye los prejuicios y en ese sentido permite una mejor comunicación con el otro; permite construir relaciones, o por lo menos ayuda a combatir prejuicios.
TATZU NISHI
“Por favor susúrrame algo al oido”, 2007
Proyecto para el MDE07
|