El artista Gabriel Sierra en su proceso de construcción de obra para La Casa del Encuentro Internacional Medellín 2007 que abrió el sábado 10 de febrero a las 4:00 p.m.
En su obra Amorfo – 2004 interactúa con los elementos arquitectónicos de la casa donde La Rebeca está ubicada y con aquella sensación de abandono, negligencia y deterioro que caracterizan tantos barrios históricos de Bogotá.
http://www.michica.org/larebeca/gabriel.html
La revista Gatopardo publica parte del artículo sobre Gabriel Sierra, todos lloran con jabón en los ojos, un recuento por la obra del artista.
http://www.gatopardo.com/noticia.php3?nt=1999
Una visita a su obra Compuesto verde, expuesta en el Centre d’art contemporain de Brétigny, Espace Jules Verne, entre el 29 de septiembre al 16 de diciembre de 2006.
En La Columna del Encuentro la curadora Ana Paula Cohen entrevista a Gabriel Sierra a propósito del montaje de su trabajo en La Casa del Encuentro.
Gabriel Sierra nació en 1975 en San Juan de Nepomuceno, población del caribe Colombiano. Actualmente vive y trabaja en la capital, Bogotá. Egresado de una facultad de diseño industrial e inconforme con la creencia de lo que debería ser el diseño, lo llevó a enfocar su interés por los objetos derivados de prácticas subjetivas de apropiación: Las relaciones que cada individuo establece desde sus experiencias y necesidades con las cosas que le rodean. Sierra construye objetos y estructuras que podrían confundirse con simples híbridos de ready-mades. Su trabajo consiste en hacer visible aquellos objetos o experiencias casi imperceptibles ligadas a la cultura popular, a las estrategias que utiliza la gente para adaptarse y transformar el contexto y sobrevivir.
Desde 1998 fabrica objetos de uso cotidianos próximos a las necesidades del contexto de su uso, propios de la disidencia que inventa sus recursos, distantes de la producción hegemónica impuesta por la sociedad del capitalismo tardío. Para ello elabora un conjunto heterogéneo de objetos y alteraciones de lugares comunes, que agrupa bajo la categoría de "objetos y estructuras parafuncionales". La serie actualmente sigue en construcción. Afiliada a la idea de obra en proceso, renueva y revisa sus principios de trabajo.
El trabajo de Sierra comparte el carácter del homo faber que se transforma mediante el trabajo. Las cosas adquieren sentido por ser las herramientas de su reflexión, encontradas o creadas en su realidad inmediata y cotidiana. El valor obtenido en esta labor afirma la capacidad creativa del individuo para cambiar el medio circundante, restituyendo la importancia lúdica del trabajo en una sociedad que tiende a alienarlo. Más interesado en las causas que define a los individuos como seres humanos, que a las inscripciones de personas como datos en las fluctuantes estadísticas estatales, Sierra rescata las estrategias de los individuos en su propia defensa ante una sociedad cruel.
En Septiembre de 2005 Sierra realiza una intervención temporal en el parisino Concept Store Colette. El proyecto consistía en cubrir con lana tejida todas las patas de las sillas del water bar y todas las patas del mobiliario donde la tienda exhibe sus productos. La intención perseguida era calentar la fría estética del lugar y, persuadir a los asiduos visitantes de la tienda de la importancia de mantener el contacto con la tierra y estrechar su vínculo con la realidad. En un principio le fue propuesta la vitrina, espacio de gran visibilidad para darse a conocer. Sin embargo opto por una estrategia contraria a lo que planteaba una vitrina. Escogió el piso como alternativa donde sólo se fijan las personas cuando recogen monedas o cosas que caen.
En el 2004 participa en la Bienal de Diseño de Saint-Ettiene. Situó intencionalmente su trabajo cerca de una salida de emergencia, donde se veía un contenedor de basura con desechos producidos durante el evento. Apuntaba con este guiño al origen de las piezas construidas por Sierra para la exhibición. Por ejemplo, una cebolla en un vaso con agua, que mientras crecían sus raíces esquematizaba de forma indeterminada el paso del tiempo. Su título, Reloj biológico. O un objeto similar a una caverna construido a partir de múltiples capas de papel periódico pegadas meticulosamente una sobre otra. Funcionaba cual contenedor para acelerar la maduración de frutas, _Horno para madurar frutas. El conjunto de piezas en total estaban iluminada por una luz débil, emitida por un bombillo con una silueta negra de orificios recortados que semejaba una cara o quizás, la presencia de un individuo.
Amorfo-sin titulo inaugurada en los primeros días de octubre de 2004 en una vieja casa de Teusaquillo, un tradicional barrio de Bogotá. Hoy en decadencia por el descuido y las faltas de políticas de protección del estado. La obra mostraba pedazos de papel quemado dispuestos entorno al lugar, que sugerían figuras fantasmales aparecidas en las paredes. Acompañaba a los espectros maquetas de calles y autopistas construidas con papel de lija. Canalizando el apetito por la destrucción, los visitantes encendían fósforos a manera de autos de carreras. En el ático de la casa, la animación de una figura esquemática barría en círculos una y otra vez limpiando el desorden de las cosas acumuladas por los años.
En Octubre de 2001 su primera exposición individual la tituló "Todos lloran con jabón en los ojos". Una serie de jabones tallados con un cuchillo -Cristales para hacer llorar"- similares a piedras preciosas, cuestionaba a los espectadores sobre su relación con el lujo y la envidia. Alegoría peculiar de un comportamiento social y un estado de ánimo. Así como el jabón arde al entrar en los ojos sucede igual con la envidia; arrebatada por el fetiche de la mercancía que delira por lo que no posee.
Gabriel Sierra trabaja con una amplia gama de distintos medios. Su arte no consiste simplemente en instalaciones de objetos, dibujos y fotografías. También publica pequeños libros y ediciones en series limitadas, al igual que construye eventos alrededor de inserciones de textos y objetos en el espacio público. Sus proyectos funcionan como pequeñas sugestiones que buscan alterar el espacio y la cotidianidad habitual de los lugares y la percepción de realidad de los transeúntes.