Ciudad fragmentada: Clemencia Echeverri

04.11.2011

Medellín como espacio urbano, arquitectónico y social ha sido un tema de constante interés entre los artistas del MDE11. En el caso de Clemencia Echeverri, artista plástica bogotana que presentó la propuesta ‘Frontera/Medellín’, se trata de una experiencia de encuentro entre un grupo de jóvenes de estratos socioeconómicos opuestos que evidencian las distancias (no sólo territoriales) que hay entre ellos.

El trabajo parte de un laboratorio-taller o acción móvil realizado por primera vez en el 2006 en Manizales. En el MDE11 se quiso replicar esta experiencia con 2 colegios que viven situaciones contrapuestas: el colegio público Rodrigo Arenas Betancourt y el privado Colombo Canadiense. El producto de este trabajo en el que los jóvenes hicieron talleres de camarografía es una videoinstalación de 2 proyecciones en sincronía.

 

MDE11: ¿Cómo se ve en su trabajo esa ciudad fragmentada que se visibiliza en la violencia?

Clemencia Echeverri: Se parte de lo que uno conoce. Sabemos que esta es una situación no sólo de Medellín sino también de todas estas ciudades, sociedades y países latinoamericanos en los que el fraccionamiento y la postura de los modos de vida opuestos están generalizados. Esto lo sabemos, pero otra cosa es cómo con el arte instrumentamos la forma de decirlo desde otra voz. Tratamos de construir una plataforma que nos permita hacer que el espectador vuelva a escuchar aquello con lo que se acostumbró a vivir, porque nos vamos acostumbrando a protegernos, a establecer sistemas de seguridad. Parecería que uno olvida muchas cosas que suceden al interior de esto. Este proyecto va por ahí, poniendo todo eso a prueba.

¿Y estas imágenes logran mostrar una ciudad dispar, violenta?

Dentro del trabajo hay 2 componentes: video y fotografías, que son como desdoblamientos del mismo proyecto. El video es una narración que reconstruye en 13 minutos todo lo que percibo, donde se establecen los choques, las reconstrucciones o las diferencias que hay en estos polos sociales. Las fotos son un acercamiento a los interiores de las casas: una cámara toma fotos que resaltan una cercanía, una aproximación a la manera de disponer los objetos, los colores… Me parece que las fotos muestran estos polos de una manera muy sutil, sin estridencias, sin estar presentando los contrarios, que solo están en su voz, en sus gestos, en la experiencia.

¿Esa realidad retrata específicamente la situación de la ciudad de Medellín?

Cada ciudad tiene sus características: sabemos que unas ciudades tienen sus ‘combos’, sus grupos, las barras, y sabemos cómo se han ido fraccionando los barrios y cómo tienen las peleas ‘casadas’ (definidas) desde adentro. Medellín tiene sus particularidades como cualquier otra ciudad, así como cada ciudad tiene sus oposiciones y fronteras, y donde posiblemente habría que empezar a sondear. En Manizales no aparecieron estos niveles de experiencia como lo cuentan los jóvenes acá. Aquí la fricción es fuerte porque tenemos unas historias bastante conocidas donde ya hay poco qué hacer.

¿Dónde enfoca su trabajo la relación “aprender y enseñar” que propone el MDE11?

Más que en el ‘aprender’, que también está dado, está en el ‘comprender’, que significa estar más cerca de la realidad e intentar tocarla como la tocan estos jóvenes cuando hablan o cuando el otro lo graba. Ellos también tendrían que estar comprendiendo sus realidades cuando suceden; creo que es ese ‘comprender’ lo que nos hace mejores personas, al entender los excesos propios. Ese es el punto central: pueden manejar una cámara y que se sientan camarógrafos, periodistas, etc., pero lo más interesante está en la comprensión de la realidad.

 

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