Tatzu Nishi De cúpula en cúpula

 

Este japonés se hizo famoso por sus controvertidas instalaciones en lo alto, como la de la catedral de basilea, en suiza. algo parecido hará en marzo, sobre algunas iglesias en medellín.

 

 

En Gante (Bélgica) construyó una habitación de hotel alrededor de una estatua de Cristo; en Liverpool hizo algo similar con la imagen de la reina Victoria, en plena bienal del 2002. Allí, algunos visitantes pagaron 90 libras para pasar la noche en una habitación de unos 80 metros cuadrados, con un gran cuarto de baño, room service y la silenciosa compañía de la monarca. En Basilea (Suiza) encerró un ángel en una sala de recibo. En Colonia (Alemania), levantó un salón, en el centro del cual podía apreciarse, sobre una mesa de té, la cabeza del emperador Guillermo II, que es parte de una estatua ecuestre convenientemente oculta entre la estructura. Tomar como eje de atención sobre su arte monumentos o símbolos urbanos europeos es lo que ha hecho famoso al japonés Tatzu Nishi. Él lo resume así: "Una oportunidad para cuestionar la racionalidad y obtener un punto de vista diferente y nuevo de las cosas".

 

Nishi, una de las estrellas del Encuentro Internacional de Prácticas Artísticas Contemporáneas, MDE07, que se tomará a Medellín durante los próximos seis meses, sabía poco de Colombia, ni siquiera tenía muy claro dónde quedaba, y mucho menos que tendría que hacer un viaje de unas 25 horas desde Colonia (Alemania), con escalas en París y Caracas, antes de aterrizar en el aeropuerto José María Córdova.

 

Nacido en Nagoya (Japón), es conocido también como Tatsuro Bashi o como Tazro Niscino. "Mi nombre original en japonés no lo entienden en Occidente. Por eso me puse cualquiera. Y al tener cualquier nombre tampoco importa que me lo cambie cada dos años". Ahora, el cambio de nombre forma parte de su proyecto artístico.

 

Nishi vive desde hace unos 20 años en Alemania, donde ha desarrollado una ascendente carrera. Es considerado como uno de los principales artistas del mundo por su labor como grabador, pero especialmente por sus controvertidas instalaciones, que le han merecido el favor de la crítica.

 

Tatzu acerca al ciudadano común al arte, lo conmueve con sus símbolos, valiéndose de monumentos o mobiliarios urbanos. "No me interesa el arte para especialistas. Quiero que le llegue a la gente, involucrarla y eso no se logra en las galerías".

 

A Colombia llegó gracias a la invitación que le hizo José Ignacio Roca, responsable de las exposiciones temporales de la Biblioteca Luis Ángel Arango y curador de la pasada Bienal de São Paulo. Nunca había pisado país alguno de Latinoamérica y le causaba curiosidad. "Esta ciudad es muy interesante", repetía una y otra vez mientras, como cualquier turista, recorría las calles de Medellín, cámara en mano, buscando el lugar ideal para su obra.

 

Lo sorprendieron el azul del firmamento, el caos del tráfico, los colores de las fachadas de las antiguas casas de barrio y los contrastes. Solo le preocupaba no poder comunicarse. De español no sabe nada, su inglés -asegura- es realmente malo y entre el alemán que aprendió en Europa y el japonés de sus orígenes no encontró mucho con quien conversar. Sin embargo, después de seis días de dar vueltas, mantenía su natural buen humor y su permanente sonrisa.

 

Las intervenciones urbanas de Tatzu serán quizás el primer gran evento del Encuentro Internacional de Prácticas Artísticas Contemporáneas, Medellín 2007. Este encuentro cultural convoca a unos 70 artistas, incluyendo más de 30 internacionales, de 16 países, entre los que se destacan, además de reconocidas figuras colombianas como Miguel Ángel Rojas, Delcy Morelos o Alberto Baraya, el brasilero Cildo Meireles, el español Antoni Muntadas, el cubano Carlos Garaicoa y Tatzu Nishi.

 

El japonés vino, se enamoró de la capital paisa y regresará este 23 de marzo para hacer algunas de sus obras en lo alto de dos de las principales iglesias de la ciudad. Como hizo en Suiza, algún detalle de sus cúpulas terminará convertido en un adorno en medio de su instalación, que será una típica casa antioqueña.

 

Además, suspenderá en el aire una luminaria del espacio público con el fin de construir un muy particular candelabro que demuestre que "la vida cotidiana no tiene por qué ser aburrida". Después de eso, podría quedarse a vivir en la "inspiradora" Capital de la Montaña.

 

Revista Cromos No. 4644, Bogotá, 15 de marzo de 2007
 

 

 

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