Recorriendo el país en su moto Vespa, un dibujante hizo su ‘Diario de motocicleta’

 

El artista Mateo Lòpez empacò dos mudas de ropa y un taller portàtil y durante mes y medio recorriò de Bogotà a Medellìn, de Medellìn a Cali (yendo hasta Buenaventura) y de Cali a Bogotà.

 

Lo hizo a una velocidad máxima de 60 kilómetros por hora, en medio de la lluvia, el polvo y el sol. Solo se detuvo para pintar, comer y dormir. También para exponer un par de veces, en Medellín y Cali, el resultado parcial de su D’iario de motocicleta’.

 

El dibujante de 28 años, que ha realizado varias exposiciones y, recientemente, fue premiado en la Bienal de Cuenca (Ecuador), decidió viajar para pintar en el camino.

 

Además de la ropa, su equipaje era una caja de pinceles y lápices, una cámara fotográfica semiprofesional, un artilugio llamado cámara lúcida (que proyecta en el papel lo que se enfoca al frente), un mapa y un reproductor de MP3.

 

"Por un año -comenta López-, averigüé las rutas y lo que se necesitaba. La Vespa la tengo desde el colegio, pero nunca antes salí en ella a carretera. Todo lo envolví en plástico para que no se mojara y me fui".

 

Con el taller de parrillero

 

Inicialmente, quería hacer un proyecto llamado ‘Cruzar La Línea’ para exponer en la galería Jenny Vilá, en Cali. "Para ir allá hay que cruzar el alto de La Línea. Soy dibujante y eso me sonaba bien. Pero me invitaron a Medellín, al Encuentro de Arte MDE07 y cambié la ruta", dice.

 

En el camino se dio cuenta de que la carrilera del tren estaba casi siempre a su lado. Así que en cada pueblo lo primero que hacía era preguntar por el hotel y la estación. Allí hacía apuntes gráficos. Sacaba su cámara lúcida, la ponía en un trípode y se sentaba a dibujar lo que le interesaba.

 

"La idea era la del artista viajero. Ir sin un tema preconcebido y montar la exposición en el camino. Para mí, acostumbrado a un taller, era volverme nómada: un artista en una moto con el taller de parrillero", dice el dibujante.

 

En la ruta descubrió que ir a más de 60 kilómetros era una locura, por la moto; que contra la lluvia no había nada más qué seguir andando y que su cámara lúcida era inestable al aire libre, por lo que decidió tomar fotos.

 

Hizo alrededor de 400. Estas y los dibujos son sencillos. Además de algunos paisajes, López muestra el recorrido en detalles: en una matera, en el nombre de un local, en un tipo de puerta o de baldosa. En un árbol al borde del camino. Se ve el lugar en su singularidad.

 

Además, en un dibujo de la carretera marcaba los lugares donde se detenía. Luego en Cali y Medellín mostró apartes de ese viaje, moto incuída.

 

Ahora, Mateo López no tiene claro lo que hará con todo,pero tiene fe en que algo surgirá. Tal vez es la confianza que se adquiere luego de andar mes y medio en moto, con su taller como acompañante.

 

DIEGO GUERRERO
REDACTOR DE EL TIEMPO

 

Periódico El Tiempo, Bogotá, 27 de junio de 2007, página 2-7

 

 

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