El camino de San Diego

 

Por Carlos Mario Pineda Echavarría
Colaboración especial

A simple vista un título que podría parecer asociado a un lugar o a una ciudad termina sorprendiendo a aquellos que ingresan a la sala (y a la película sin tener información previa). Porque lo que propone el director Carlos Sorín es un recorrido que realiza un fanático de Diego Armando Maradona, desde su región -al norte de Argentina- hasta Buenos Aires, en el momento en el que el astro del fútbol es internado debido a problemas de salud.

 

El director y crítico francés Francois Truffaut escribió que sus inicios como crítico los asocia al reconocimiento de las películas, los actores y los directores para seguirles los pasos en las pantallas.

 

Esta apreciación ayuda para aproximarse a El camino de San Diego: Sorín ha tenido la gran fortuna de encontrar un tono narrativo que se ha podido apreciar en sus dos películas pasadas: Historias mínimas y El perro o Bombón, (el perro).

 

Las características del trabajo de Carlos Sorín están asociadas a la elección de temas del común o populares; empleo de actores naturales -a semejanza de lo que hace Víctor Gaviria en Medellín- o la elección de actores que cumplan con la imagen en pantalla que sugiere su extracción de clase baja; el empleo de música popular en medio de las situaciones en las que se involucra; la propuesta de conflictos cinematográficos que se alejan del hábito usual del cine comercial y de importancia esencial, el respeto por los personajes a los cuales les brinda un alto nivel de ternura y de inteligencia tanto intelectual como emocional; la solidaridad como un valor constante y pocas veces defraudado.

 

En El camino de San Diego acentúa estas características pues, la película termina siendo una radiografía de un país. En este caso, el road movie (cine de carretera) que propone Sorín presenta las creencias de los descendentes de indígenas asociadas a los de un brasileño que tiene a los orishas (dioses africanos) como protectores. Sorín como un etnógrafo presenta la cultura popular representada en la "cumbia", en los santuarios de gauchos, en la devoción por un ídolo del fútbol, en la solidaridad cotidiana, en la búsqueda de la supervivencia.

Y de paso, plantea los múltiples problemas sociales de Argentina: aserraderos que despiden a sus empleados, según ellos mismos, "con pretextos"; el mercado informal a orilla de autopistas y los conflictos con la policía por esa causa; el burdel de mala muerte para camioneros; el cierre de la autopista por parte de empleados de curtiembres a causa de un anuncio de cierre; la ausencia de oportunidades de la mayoría, presentada en casas sin servicios públicos, mala nutrición, ausencia de oportunidades de recreo, etc.

 

Para presentar esa radiografía el director hace de la cámara un testigo, nunca una herramienta para "embellecer" la carencia. En este caso, el cine de Sorín se asocia más a las propuestas de autores franceses como Robert Bresson o de los neorrealistas italianos que a aquellos otros -nada despreciables, pero diferentes- directores de toda parte que plantean más una imagen impecable en pantalla.

 

En el Festival Sin Fronteras está el ejemplo de la india Deepa Mehta que en su filme Agua embellece la imagen en una cruel realidad: viudas desde los siete años que están sepultadas en vida, y cuyo destino es o la mendicidad o el trabajo sexual como formas de sobrevivencia.

 

Al final, El camino de San Diego reconfirma que Carlos Sorín encontró no solo un tema (la vida de la gente común) sino también una forma (la sencillez de la narración fílmica).

 

El espectador puede no "entretenerse" pero encuentra esa humanidad que tanto le exigen a los cineastas colombianos. ¿Es posible contar de la misma manera en Colombia con condiciones diferentes a las de Argentina? Ésa, sería una pregunta ideal para Sorín.

 

Se proyecta en Mayorca.

 

Festival Cine Sin fronteras

 

Centro Colombo Americano
Carrera 45 N°53-24. Tel. 513 44 44. $7.400
Sala 1: Hacia el sur 3:00 p.m. En este mundo 5:00 p.m. y Pequeño Senegal 6:45 p.m.
Sala 2: El sabor de la vida 8:30 p.m.

 

Las Américas
Diagonal 75B N°2ª-120.. Tel. 444 22 44 $7.400
Sala 2: Días de Santiago 5:40 y 7:20 p.m. Viva Argelia 9:00 p.m.

 

Mayorca
Estación Itagüí del Metro.. Tel. 444 22 44 . $7.400
Sala 1: El camino de san Diego 5:15 y 7:15 p.m. Stand by 9:15 p.m.

 

Puerta del Norte
Exito de Niquía. Tel.444 22 44 . $5.700 Al otro lado 5:15 y El último cazador 7:15 p.m.

 

Teatro Envigado
Tel.339 40 00. $7.400
Noticias lejanas 4:00 p.m. Tu, yo y todos los demás 6:15 p.m. y Tierra de abundancia
8:30 p.m.

 

En cartelera

 

El último cazador
Le Dernier Trappeur es el título original de esta cinta del realizador Nicolas Vanier. Es la historia de una pareja y su perro que viven en el centro de las montañas Rocky, al norte de Canadá.

 

Aislados de la sociedad y de la tecnología, la película muestra la lucha y drama que supone la vida diaria en armonía con la naturaleza.

 

 

 

Viva Argelia
El francés Nadir Mokneche es el director de este filme, del año 2004 y de 113 minutos de duración.

 

Esta película retrata a tres mujeres viviendo en la Argelia de hoy entre una sociedad moderna y el islamismo fundamentalista, entre la autodeterminación y la dependencia. Las tres mujeres, una madre, su hija y una prostituta viven en un hotel.

 

Periódico El Colombiano, Medellín, 13 de junio de 2007, página 6b

 

 

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