Ampliando el concepto de comunidad

 

Conversando con Taller 7 (Mauricio Carmona, Adriana Pineda, Julián Urrego) y El Vicio (Simón Hernández)

 

Eliana: ¿Cuáles creen que son las particularidades del taller siete como espacio anfitrión dentro del grupo de espacios anfitriones que fueron seleccionados?

 

Julián: Bueno, por un lado este espacio lleva más tiempo que los otros, casi 4 años. Lo que hizo el Encuentro fue activar lo que estaba sucediendo en la ciudad, desde que empezamos estamos haciendo exposiciones colectivas, con grupos, con artistas, con recién egresados y estudiantes.

 

Adriana: Sí, es un espacio conformado por gente muy joven. Tampoco es que haya veinticinco espacios y escogieron cuatro, realmente escogieron los que habían. En este eje la presencia de Bellas Artes resulta interesante porque tiene una propuesta de todo lo que se genera alrededor de lo académico, y su sede es un espacio donde suceden muchas cosas. Partiendo de eso, yo creo que uno diferenciaría, como que el taller es una propuesta donde todos estamos surgiendo. Entonces es donde cada uno tiene una propuesta plástica y un interés individual y colectivo.

 

E. Aparte del factor del tiempo cada uno tiene una forma de relacionarse con la comunidad. Creo que ustedes son los que se relacionan de un modo más a un nivel de exposiciones, menos con un tipo de trabajo enfocado en proyección social. ¿Eso es como una decisión tomada por el grupo o es una cosa que se va dando?

 

J. Creo que todo se ha ido dando. Y otras alternativas como el cine, publicaciones, trabajo con la comunidad, se irán dando en la marcha. Nunca nos hemos planteado un guión a seguir sino que se ha ido construyendo en estos cuatro años, y frente a las experiencias se han ido sumando. Hemos trabajado con la comunidad, pero no directamente con el barrio. Hemos hecho tres proyectos, uno con personas desplazadas para el cual nos unimos con una corporación. Eso empezó hace aproximadamente 7 u 8 meses, y se estuvo trabajo con hombres y mujeres que viven en la calle.

 

A. lo que pasa es que nosotros no bajamos el nivel de la plástica sino que le exigimos al espectador, lo cual es muy complejo. No tenemos una cosa tan directamente pedagógica, hacemos las cosas al nivel de lo que consideramos importante, de lo que nos interesa o queremos mostrar.

 

E. Tampoco es obligatorio lo otro. En La Culpable antes de venir a Medellín nos cuestionamos mucho sobre cómo trasladar la forma en que trabajamos en Lima hacia una ciudad diferente. Sobre todo porque es un evento que tiene el nombre de Encuentro y el eje de Hospitalidad, lo cual puede, no se si la palabra es forzar, pero sí tal vez condicionar de antemano las acciones. Aunque también es como una tendencia actual de que el arte tenga que ser vivido de esa forma relacional.

 

A. Algo como más social, claro, si te entiendo. Nosotros lo hemos hecho desde otros puntos. Hemos hechos proyectos específicos con comunidades donde investigamos y hacemos, no una cosa abierta con el barrio, pues no tenemos una relación de ese tipo. No porque no nos guste, simplemente como que no se han generado los proyectos, no ha aparecido aún esa necesidad.

 

J. Ni el interés directo… Mientras que por la parte de las exhibiciones y del proyecto que ha sido Taller 7 se genera un tipo de público que es en sí otra comunidad: la comunidad docente, artística, estudiantil y a la que precisamente le están llegando estas experiencias. Yo creo que antes no se respetaba tanto y no había una mirada tan directa hacia lo experimental, y hacia el poder mostrar lo que los estudiantes están haciendo, que es básicamente lo que hemos estado presentando en nuestro espacio. Y es que como artistas nos educan a que hay que buscar la galería, el museo, una pared blanca, etc.

 

Miguel. ¿Ustedes creen que esto ha generado un tipo de tensión con lo institucional o con los valores más conservadores?

 

J. No, más que la tensión, es el apoyo. La posibilidad de que a partir de estos espacios podamos acceder y conversar más directamente con esas instituciones y que ellos se interesen en lo que está sucediendo. Porque siempre, así estemos en la misma ciudad, siempre las propuestas van a ser muy aisladas, pero hay propuestas interesantes en cada una de las facultades o instituciones, entonces aprovechemos y mostrémoslas.

 

A. Eso permite ver que es lo que está pasando académicamente en la ciudad. Además de presentar a los estudiantes tenemos también una dinámica que intentamos mantener, y es invitar a un artista con trayectoria y que sabemos que en los jóvenes puede despertar interés.
Es como cruzar generacionalmente las cosas, públicos muy diferentes. Me he quedado pensando en eso que decías Eliana sobre la comunidad y creo que nosotros cometemos un error que me parece muy tenaz, y es pensar que ‘comunidad’ es algo en situaciones muy específicas.

 

J. la marginalidad…

 

A. Claro, como personas con niveles socioeconómicos específicos o la comunidad que no sabe nada de arte. Y es que también hay otra comunidad que si no se atiende también se va relegando, y es la comunidad propia, los amigos, la gente cercana, la familia.

 

J. Es como que nos van acostumbrando cada vez más a circunscribirnos y señalar a los pobres, a las personas con carencias extremas. Pero las comunidades somos todos, eso es tema de discusión alrededor de muchos otros proyectos. Y es la frase común:
“Sí, pero ellos no tienen tantas necesidades”. ¡Todos tenemos necesidades! Es importante saber que la población es el público todo.

 

A. Claro, hay como esos errores muy populistas…

 

J. Lo delicado es que se empieza a transformar el arte y corre el peligro de volverse cartelera…

 

Mi. ¿Simón por qué crees que invitaron a Ganga Internacional Gallery al Encuentro dentro de este eje de los Espacios Anfitriones?

 

S. Nosotros estamos haciendo una pequeña sociedad con Lugar a dudas y logramos hacer un intercambio con ellos. Y así Oscar se puso al tanto de lo que estábamos haciendo en Bogotá. Ellos buscaban como galerías independientes que tuvieran esta particularidad de ser artistas que generan espacios. Cuando abrimos nuestra sala en Bogotá en el 2003 había el típico problema de los artistas jóvenes que no tenían lugar donde exponer y que todos los espacios que se abrían eran por medio del distrito, el Estado o las galerías que eran demasiado formales. Pero como nuestro espacio no es el centro de todas las cosas que hacemos le dijimos a Oscar que preferíamos entrar al Encuentro como El Vicio Producciones, que somos en realidad las mismas personas.

 

Mi. Nos contabas hace algunos días que la Ganga International Gallery se había disuelto…

 

S. Sí, me fui a vivir a Buenos Aires y por el momento quedó todo en stand by.

 

Mi. ¿Eso hace cuánto tiempo fue?

 

S. Eso fue hace tres meses y lo que estamos tratando de replantear es una propuesta que sea una galería más manejada a nivel de ideas, sin necesariamente contar con un espacio físico.

 

E. ¿Como evalúas la experiencia de El Vicio/Ganga en Medellín?

 

S. Con Taller 7 más o menos no más (risas)…

 

A. Realmente para nosotros tampoco ha sido nada interesante, pero bueno. .. (risas)

 

S. Hemos tenido bastantes problemas… (más risas)

 

E. Invitaste a artistas de otras ciudades…

 

S. Sí, eso fue muy divertido. Nosotros conocimos gente de Cúcuta, de Popayán, de Tunja, que estaban planeando cosas que juegan mucho como con el límite del arte. Trabajamos con estos tres grupos de personas y lo que se fue relacionado con una acción política o con una actitud política en relación a la acción, y no puramente plástica. Como por ejemplo Rened Varona que se vino de Popayán en silla de ruedas, echando dedo, entonces es como un performance pero casi a modo de una posición política frente a no gastarse un peso para llegar a este Encuentro.

 

E. ¿Qué le ha dejado a Taller 7 este Encuentro en tanto espacio conjunto? ¿Qué nuevos planes?

 

A. Ver tantas posibilidades de funcionamiento es interesantísimo, las miles de alternativas, cómo se activan, cómo consiguen dinero. Sobre todo eso. Súper bacano porque nosotros queremos hacer un montón de cosas y ahora es como ponernos la tarea de definirlas.

 

Mi. Es decir, preferían participar como El Vicio y no como Ganga…

 

S. Sí, porque El Vicio es más que Ganga. No es solo una galería, es como un todo de ánimos y proyectos. Ganga es un espacio que salió de tomarse unos tragos, y porque teníamos un espacio vacío que podía funcionar como espacio expositivo, Con El Vicio sí hemos hecho proyectos mucha más amplios que considero incluso más relevantes.
Mauricio. Como que las cosas van apareciendo y se van formando nuevos objetivos, pero hay algunas cosas que ya se habían discutido como la posibilidad de constituirnos legalmente solo para obtener ciertos beneficios de gestión. De alguna forma lo interesante del Encuentro es ver todo eso llevado a la práctica y estar con personas o colectivos que ya trabajan de esa forma.
Y es una buena oportunidad tanto por el apoyo económico como por la experiencia misma. Tratar de superar etapas y permitir que el proyecto crezca.

 

A. Claro, lo fabuloso de eso son los vínculos y si uno consigue los recursos ya hay como un circuito de personas con las cuales puedes contar.

 

E. Después de todo este tiempo, lo aprendido y además que ya están al parecer en una etapa de formalizar un poco más las cosas o apostar a más. ¿Sienten que tiene sentido el uso de las palabras ‘independiente’ o ‘alternativo’ dado su nivel de inserción en el medio?

 

Mau. Pero ¿qué es alternativo? De hecho no me gusta utilizarla, prefiero pensar en lo independiente, aunque de todas formas uno siente que una propuesta de este tipo está todo el tiempo a punto de caer en lo institucional. Yo creo más en el carácter de las iniciativas independientes que en lo propiamente institucional con recursos, con programación de un año. Muchas instituciones con grandes presupuestos y calendarios son espacios muertos, sin vida. Creo que lo principal es ver como estos espacios pueden lograr autosostenerse y que continúen bajo esos mismos parámetros y con cierta espontaneidad.

 

A. Pues yo creo es más una cosa de nombres o etiquetas. Si uno le interesa activar ciertas cosas debe ir por su rumbo, eso de alternativo es solo una forma de llamarlos porque de seguro también se les dice espacios flexibles, alternos. Y claro, cada uno de ellos genero dinámicas de acuerdo a sus necesidades. Aquí peleamos todos y nos peleamos mucho pero luego nos movemos y empezamos a hacer las cosas. Como dice Mauricio la institución a veces suena a que el movimiento tiene que tener muchos avales, un montón de gente para hacer cualquier cosita, si vas a montar tienes que esperar a que esté el tipo que sabe poner el clavo porque nadie más lo puede hacer, es casi ridículo. Lo que sí es interesante son las diferencias en su accionar, pero como te digo el problema no es nominal.

 

Mi. ¿Y en Bogotá cómo fue la presencia de Ganga International Gallery en tanto espacio alterno? ¿Hay más o menos tensiones con lo oficial, por decir algo? Porque en Bogotá hay definitivamente un sistema galerístico más consolidado que en Medellín…

 

S. Hay mucho mercado del arte, varias galerías comerciales, y es muy bueno que haya estas otras opciones ya que al no pertenecer a lo institucional tienen toda la libertad para mantener líneas curatoriales muy diferentes. Nosotros sosteníamos la Galería haciendo conciertos, con la entrada y la cerveza se pagaban los gastos básicos. Lo interesante finalmente es que se generan canales para experimentar y mirar cosas diversas, que el arte puede ser una exposición de fotografía muy bien montada, un montón de basura en la mitad de la sala o simplemente no ser nada. Jugar con esos límites es donde yo veo el mayor potencial. El Bodegón también trabaja de manera similar en Bogotá. Es decir, manejan este tipo de ideas con inauguración de un día, lanzamientos de libros. Es como pensar prácticas que le colaboren al espacio artístico y no sólo obras como tal, lo vital es buscar generadores de intercambios, como una conversación, que eso nunca pasa una galería comercial.

 

Ahora mismo en Bogotá hay como un boom y tiene que ver con las academias, porque antes a la gente no le interesaba tanto estudiar arte. Cuando yo estudié salimos 4 personas, ahora hay una academia con cuatro salones de 30. Cada año están graduándose 100 ó 200 artistas. Casi todas las universidades grandes manejan un programa de artes plásticas. Entonces es un gremio en crecimiento, pidiendo más y que existan mayores espacios y posibilidades…

 

Mau. Lo interesante allí es que nunca se hizo la galería con la intención de ganar dinero…

 

S. Cuando comenzamos nos llamábamos ‘Lonly’, parodiando al almacén de ropa que en Bogotá se llama Lonely. Ganga se llamaba Lonly, como solitario y haciendo referencia directa al lugar donde venden todo lo más barato. Nuestro slogan era “Ionly, arte y calidad a precios bajos”. Y a cualquier artista que quería exponer le decíamos que haga lo que se le de la gana pero con restricciones en cuanto al precio de venta de las obras. Tratamos de generar un mercado en relación a la economía que uno manejo, y no con las grandes obras pero sí con buenas obras para personas interesadas en arte joven. Claro que al final eso no pasó, y eso idea fue dejada de lado, abortada (risas)…

 

Mi. Y en cada uno de sus espacios así coma hay una práctica viva, ¿hay también algún momento destinado a la discusión teórica o reflexión sobre lo que está presentándose? Complementar la práctica artística con un pensamiento sobre la creación, intentando salvar también las ausencias editoriales…

 

Mau. Siento que realmente hay una ausencia total. Pero es sumamente importante propiciar un diálogo, poder ver que sucede no sólo a nivel de circuito ya establecido sino también en las generaciones emergentes. Medellín ha sido una ciudad que ha estado bajo el poder de un solo curador desde hace 30 alías, que a duras penas escribe. Y no hay muchas posiciones críticas, uno siente que en Bogotá hay ciertos espacios de discusión, pero aquí en Medellín no hay interlocución, no se ve de qué manera el diálogo puede enriquecer el discurso, fácilmente te ven como el enemigo. Aquí somos muy cerrados y todo tiene que ser bonito sino no me digas nada.

 

E: Como decía Freddy Serna de la Jíkara: “O te quiero o te boto con machete”. (~)

 

Mau. Exacto. Es que yo creo que es una labor por hacer y me parece importantísimo que se escriba también, es la única forma que queden registros de esos momentos en la historia.

 

A: Creo que podemos tener diálogo con artistas jóvenes porque es mucho más fácil acceder a ellos, los visibilizas o los pones en escena. Y allí se generan diálogos, pero es una cosa mucho más circunstancial, no es algo buscado necesariamente o que se haya hecho juiciosamente.

 

S: Además el arte contemporáneo que es tan complejo, y donde los límites ya se han llevado más allá del límite, pues la relación con el espectador debe ser muy bien pensada. Para que esos espacios de reflexión existan es necesario volver a pensar sobre el arte, que es algo que está haciendo Arteria, Esfera Pública… Nosotros cuando teníamos el espacio procurábamos hacer una charla con el artista. Nuestra galería queda en Chapinero, así que dejábamos en las tienditas unos flyercitos, para tratar de insertar el arte en la dinámica del barrio, pero van muchas veces van solo dos gatos. Una viejita que pasó por ahí y un desempleado…

 

Mau. Que llega buscando trabajo… (risas)

 

A: Igual en el Encuentro. No toda la ciudad, pero mucha gente sabe y no aparece. Entonces si van es porque hay cerveza o una inauguración, quieren una cosa como de fiesta o de encontrarse con gente para hablar.

 

Ma. También hay resentimiento de los mismos artistas de la ciudad, querían estar todos. Si el Encuentro hubiera sido sólo con artistas de Medellín todos estarían felices. Hay como 10612 artistas de acá, a mí no me parece poco. Todo el mundo quiere estar y seguir mirándose a sí mismo. Entonces muchas personas no van, inclusive desde el ámbito académico, los profesores de las universidades van poco porque ellos quisieran ir a verse como siempre, muy pocos están realmente interesados en mirar al otro.

 

(*)Ver entrevista con La Jikara en este mismo volumen: pp. 39-45.

 

Juanacha la Revista, No. 0, Ediciones La Culpable, junio de 2007, páginas 15 a 19.

 

 

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